Jazmín Stuart: mucho más que una cara bonita

Actriz, guionista y cineasta, estrenó en el Festival de Mar del Plata “Pistas para volver a casa”, su segundo filme, protagonizado por Erica Rivas y Juan Minujín. “En esta profesión, para aprender hay que hacer, la teoría no alcanza”, aseguró, en diálogo con EL DIA

Por MARIA VIRGINIA BRUNO

Antes de cautivar a los espectadores con su belleza y talento en exitosas producciones de la pantalla chica, Jazmín Stuart ya se había recibido como realizadora. Su pasión por el cine, séptimo arte al que se acercaba desde el lado de la actuación, siempre estaba latente y le costó animarse a dar el salto que llegó con “Desmadre”, en 2012, filme que codirigió con Juan Pablo Martínez. Convencida de que su propósito como artista es el de contar historias, más allá del lugar en el que circunstancialmente se encuentre parada, decidió seguir apostando por la dirección y sola se embarcó en la realización de “Pistas para volver a casa”, la película que acaba de estrenar en el marco de la competencia Argentina del Festival de Mar del Plata, y que llegará a las salas locales a fines de enero del año próximo.

Protagonizada por Erica Rivas, Juan Minujín, Hugo Arana y Beatriz Spelzini, en “Pistas para volver a casa” dos hermanos cuarentones, sin mucho más en común que tener nombres de viejos cantantes italianos, salen a la ruta para ayudar a su padre, internado en un hospital de pueblo. El viaje se volverá una suerte de búsqueda del tesoro, con aventuras, sorpresas y emociones de tamaño familiar.

Nacida en Buenos Aires en 1976, Jazmín es reconocida por haber participado en programas de tevé como “Verano del 98”, “Los buscas de siempre” y “Mujeres asesinas”, además de los filmes “Los paranoicos” (2008), “El hombre que corría tras el viento” (2009) y “Fase 7” (2010). En teatro, escribió y dirigió “La mujer que al amor no se asoma”. En diálogo con EL DIA, se refirió a su flamante película, su forma de hacer cine, su participación en el Festival de Mar del Plata y los proyectos de actuación y realización con los que convive porque, remarcó, “nunca podría dejar de hacer alguna de las dos cosas”.

-¿Por qué contar una historia a partir de dos hermanos?

-Me interesaba el vínculo fraterno porque es una relación que no está tan vista, tan trabajada, y por otro lado también fue algo un poco inconsciente. Era algo que quería contar, que tiene puntos de encuentro con la relación con mi hermano, por lo menos en un nivel muy básico, lo demás por supuesto es ficción, pero me toca en algún punto.

“Lo que a mí me fascina, y quise hacer toda la vida, es contar historias. De manera que para mí escribir, dirigir y actuar son tres partes de lo mismo, y quiero seguir combinándolas toda la vida”

-De todos modos, los hermanos son un puente para hablar de la familia...

-Sí, pero de una familia como resultado de un montón de variables accidentales. La familia como núcleo accidental, no como la familia idealizada que nos enseñaron culturalmente, sino rescatar la idea de la familia como lo que se pudo, lo que se logró, lo que se pudo hacer y lo que hay.

-Son personajes con carencias...

-Cada uno de los integrantes de esta familia resolvió como pudo las diferentes situaciones por las que le tocó atravesar. Pero eso tiene que ver también con las historias un poco generacionales de personas de cuarenta años que pareciera ser un punto de la vida en el que uno empieza a comprender a los padres, empieza a entender quiénes eran esas personas que lo criaron, además de ese punto de inflexión en que uno empieza a ser padre de sus padres también.

-El filme está planteado como una road movie pero es atravesado por otros géneros. ¿Cómo trabajaste para lograr un equilibro?

-Surgió así la historia al momento de escribir el guión, y yo siempre fui consciente de que era un riesgo mantener una cadencia tan sinuosa, ir pasando por tonos tan distintos. Pero fue un riesgo que decidí correr y por la experiencia que estoy viviendo acá en el Festival me di cuenta que es un recorrido posible, y creo que incluso el público agradece el hecho de ir pasando por todos esos estados distintos.

-Si bien esta no es tu primera película, es la primera que dirigís sola. ¿Cómo viviste la experiencia de ser la única responsable detrás de cámara?

-Me sentí muy bien. La experiencia de “Desmadre” fue algo que me llegó en su momento a través de Juan Pablo Martínez, él tenía ganas de adaptar el libro de Guillermo Fadanelli, un escritor mexicano, y me propuso hacer juntos la adaptación del guión y codirigir. Y la verdad que para mí fue una experiencia muy importante, me ayudó a desmitificar un montón de miedos que yo tenía con respecto a filmar un largo, y fue como un entrenamiento muy fuerte, un fogueo fundamental para que yo me diera cuenta que podía dirigir sola y escribir sola un guión.

-¿Quedaste conforme con tus “Pistas para volver a casa”?

-Por supuesto que uno encuentra cosas que mejoraría, no existe la película perfecta, y por ser mi primera película sola la considero como un espacio de aprendizaje. Hacer un largo es una experiencia tan gigantesca, una odisea, y en el momento uno trata de hacer todo lo que imaginó y a veces hay miles de variables interviniendo y las cosas no quedan exactamente como uno quería. Pero la única manera de transformarse en un buen cineasta es filmando. Estoy muy contenta con la experiencia y ahora que la pude probar con público me doy cuenta de que hay un montón de cosas que funcionan.

-¿Cómo atravesás el hecho de estar participando como directora en el Festival de Mar del Plata?

-La verdad es que estoy encantada, me parece que creció muchísimo, las salas están mejor preparadas, las películas suenan y se ven mejor, la organización es un lujo en todo sentido, es una maravilla. Y para mí fue muy simbólico traer la película acá, no sólo porque ya había venido como actriz sino porque vine durante muchísimos años cuando era estudiante de cine. Es un festival que tiene mucha mística.

-¿Cómo es hacer cine independiente en el país?

-Dependiendo de la película que uno quiere contar hay más o menos herramientas. Pero están, se puede filmar en Argentina. Me parece que cada vez hay mejores realizadores, guionistas y actores. Creo que todo el cine se va refinando y diversificando, y eso me parece importante. Pero creo que hay que trabajar más en eso: colaborar para que cada espectador pueda encontrar el tipo de cine que tiene ganas de ver, porque hay tantos espectadores como tipos de cine, lo que falta es la comunicación.

-Hay como un prejuicio con los actores que se vuelcan a la realización. ¿Te lo hicieron sentir alguna vez?

-Muy excepcionalmente habré encontrado un comentario por ahí perdido en alguna red social pero en general no. Tal vez porque se sabe la formación que yo tengo, que hice la carrera de dirección, que antes de empezar a trabajar como actriz yo ya estaba recibida en la Universidad del Cine, y cualquiera que haya dialogado conmigo un ratito sabe que me apasiona el cine, que me lo tomo con mucha humildad y que, a la vez, me ocupé de tener las herramientas para encarar esta tarea. Estoy muy tranquila en ese aspecto.

-¿Qué encontraste de ese lado de la cámara?

-Para mí es todo parte de lo mismo. Lo que a mí me fascina, y quise hacer toda la vida, es contar historias. Y que cuando los períodos que paso escribiendo, que son de introspección total, soy feliz porque estoy contando una historia. Y cuando estoy actuando es una energía totalmente expansiva y hacia afuera, histriónica, también soy feliz porque estoy contando una historia. Y cuando dirijo estoy combinando las dos cosas porque, de alguna manera, estoy conectando con una idea muy interna y comunicándola hacia afuera. De manera que para mí escribir, dirigir y actuar son tres partes de lo mismo, y quiero seguir combinándolas toda la vida. “No me interesa hacer un cine encriptado en donde el espectador tenga que estar permanentemente haciendo un esfuerzo para entender qué es lo que le están contando”

-Tenés una mirada súper integral...

-Totalmente. Siento que ser directora me sirve para actuar, y que ser actriz me sirve para dirigir, creo que no podría dejar de hacer ninguna, quiero seguir haciendo todo. Y que en un momento esté dirigiendo no significa que deje la actuación, y tampoco a la inversa. No podría dejar de hacer ninguna de las dos cosas.

-¿Tenés proyectos de actuación?

-Ahora en tele se está por estrenar una miniserie que hice con Gabriel Nesci dirigiendo, con Fernán Mirás y Gustavo Garzón, una comedia muy interesante. Además, es probable que en marzo o abril esté protagonizando una película, pero todavía no puedo contar demasiado.

-¿Y en cine?

-Ya estoy trabajando en un guión nuevo para dirigir sola. Y tenemos un guión escrito con Hernán Guerschuny, que es el director de la película “El Crítico”, el cual codirigiríamos, y para el que estamos buscando financiación. Además, en paralelo, estoy empezando a escribir con Gabriel Medina, director de “La araña vampiro” y “Los paranoicos”, un nuevo guión de una historia de terror psicológico, que va dirigir él, y yo la actuaría.

* * *

A los 38 años, madre, consagrada como actriz y arrancando una prometedora carrera como cineasta, Jazmín Stuart demuestra que es mucho más que una cara bonita. Trabajando desde la intuición, dándole prioridad a los personajes y sus vínculos humanos, va moldeando un estilo propio, una mirada sensible sobre el mundo, sin demasiadas ambiciones. “No me interesa hacer cine encriptado en donde el espectador tenga que estar permanentemente haciendo un esfuerzo para entender qué es lo que le están contando. A mí me gusta generar un relato donde el público pueda fluir, y en donde se sorprenda pero desde un lugar emocional y sensorial. No me interesa ser objeto de culto, solamente quiero lograr que el que mire una película mía pueda viajar a través de lo que le estoy contando, no mucho más”, concluyó.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE