La escasez de lluvias y un alerta sobre el polo hortícola de la Región

Las muy escasas lluvias caídas en los últimos tres meses en la Región han originado inquietud en ecologistas que sugieren la necesidad de que en el cordón hortícola se adopten estrategias de adaptación, ante la posibilidad de que las sequías se repitan y afecten en forma especial a los cultivos intensivos de alcaucil y maíz, entre otros sembradíos.

Los expertos aluden al cambio climático que se registra y a que ello obliga a estudiar estrategias para adaptarse a las nuevas condiciones meteorológicas, trabajándose con variedades de cultivos más resistentes a las altas temperaturas y a la falta de agua y de otras previsiones en materia de riego, creándose eventualmente reservorios en las zonas que más lo necesiten.

Tales expresiones fueron formuladas por directivos de la fundación Biosfera, una entidad local que es veedora de las cumbres internacionales de cambio climático. Asimismo, destacaron que las olas de calor se van a hacer más frecuentes y con más días de duración, y eso puede afectar la disponibilidad de agua en las napas, lo que va a repercutir especialmente en el cordón hortícola de la Ciudad.

Sobre esta cuestión, un especialista en agrometeorología, coincidió en el sentido de que se volverán más frecuentes las olas de calor en nuestra zona, aún cuando consideró que esos fenómenos no se vinculan necesariamente al del llamado cambio climático, sino que forman parte de la variabilidad del clima en la Región.

Por su parte, desde la Asociación de Horticultores del Gran La Plata, frente a la posibilidad de que sequías como la actual se hagan más frecuentes, se consideró que la propuesta de adaptarse con cultivos más resistentes no es mala, aunque quizás resulte prematuro que los productores tomen desde ya ese tipo de decisiones, según estimaron.

Sea como sea, el cordón hortícola de la Región viene soportando una prolongada sequía y, frente a ese fenómeno, es importante que tanto las autoridades como los productores impulsen acciones destinadas a mitigar una incidencia negativa del clima. No resulta ocioso enfatizar acerca de la importancia que tiene para la vida económica de la Región el polo hortícola y florícola, considerado en la actualidad como uno de los principales del país.

De modo que parece como sobradamente justificado que el Estado disponga medidas de prevención y apoyo a favor de quienes, por circunstancias que no pueden controlar, ven a sus establecimientos y a su actividad amenazados por penurias climáticas que pueden exceder sus posibilidades.

Lo que resulta imperativo es que se apliquen políticas y medidas de fondo, que permitan a los productores de la Región disponer de recursos eficaces para enfrentar los cambiantes caprichos del clima. Una alternativa que no parece en modo alguna ilusoria, en una época en que el progreso científico y la adquisición de tecnologías permiten de sobra apuntalar la aplicación de metodologías superadoras de los ciclos climáticos.