Un cisne negro en el American Ballet

Por Nicolás Isasi

La partida de la consagrada bailarina argentina Paloma Herrera del American Ballet Theatre junto a la cubana Xiomara Reyes y a la estadounidense Julie Kent, había dejado un espacio difícil de llenar siendo que se trataba de grandes artistas de la danza. Recordemos que dicho lugar fue ocupado previamente por bailarines de la talla de Mikhail Baryshnikov o Ángel Corella.

Pero la llegada de Misty Copeland (33) ya causó furor en la platea. Es que luego de hacer su debut como cisne en la obra homónima de Tchaikovsky, Misty se convirtió en la primera bailarina afroamericana que pasa a la fila estable del cuerpo de baile en los 75 años del American Ballet Theatre. Oriunda de Kansas City (Misuri), Copeland nació en 1982 y se crió en California. Su familia tiene procedencia africana, alemana e italiana, lo cual suaviza notablemente el color de su piel. Comenzó en el mundo de la danza a los 13 años y estudió en la Escuela de Ballet de San Francisco. Aprendió a pararse en puntas de pie en solo 2 meses (lo normal son 3 años) y entrenó más de diez horas diarias por 20 años. Su pasión por el baile la hizo una fanática más de la bailarina argentina Paloma Herrera, quien dejó el cargo recientemente abriendo lugar a nuevas figuras como ella.

La mirada del jurado hace apenas algunos años jamás hubiese hecho foco en una chica afroamericana, con curvas bien marcadas, proveniente de una familia muy humilde y que había iniciado sus estudios de danza en forma tardía respecto a lo habitual. Sin embargo el ascenso de Copeland rompió con todos los prejuicios y no solo llama la atención por tratarse de la primera de su raza en lograr el doble rol de “El lago de los cisnes” en la historia del Metropolitan Opera House de Nueva York, sino que también causó sensación en las redes sociales con la autobiografía “Life in motion”, y el documental “A Ballerina’s Tale” dirigido por Nelson George que cuentan parte de su vida junto a la danza. En el sitio web www.aballerinastale.com pueden verse extractos del documental y algunas piezas de ballet interpretadas por ella. “Mi plan fue superar a todo el mundo, ser tan perfecta técnicamente que viesen solo mi talento y no mis pechos, mis curvas o el color de mi piel” afirmó Misty en 2013.

En esta serie de cambios, cabe destacar que también se sumaron a las filas de la danza internacional la rusa Maria Kochetkova, proveniente del ballet de San Francisco, quien formó junto al argentino Hermán Cornejo una de las parejas más codiciadas de la temporada pasada, el danés Alban Lendorf que dividirá su calendario con la programación del Royal Danish Ballet (donde trabaja desde 2006) y la argentina Luciana París, formada en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires.

Me pregunto ¿cuántas Misty habrán pasado desapercibidas a lo largo de las décadas? Probablemente muchas. Lo importante es que el cambio existe y la aceptación de ella en este siglo XXI, al igual que el mismísimo Obama (quien asumiera como el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos en el bicentenario del nacimiento de Abraham Lincoln) son posibles, reales y demuestran al mundo que se puede. Misty nos recuerda que nunca es tarde para empezar y hacer los sueños realidad.

American Ballet Theatre
Julie Kent
Kansas City
Nueva York
Paloma Herrera
San Francisco

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