Hubo mucha cordialidad con la delegación visitante
| 3 de Octubre de 2016 | 01:02

El clásico platense se terminó en paz. Esta vez no hubo peleas, amenazas ni acuchillados. La delegación visitante llegó, estuvo y se fue del estadio del Bosque con total normalidad.
Entre los presentes estuvieron varios directivos, con los vices Mariano Vázquez Mangano y Osvaldo Lombardi a la cabeza. Junto a ellos el secretario técnico Agustín Alayes, Diego Ronderos, Martín Olivares, Marcelo De Luca, Daniel Cajade, Héctor Nieves, Sergio Buscemi y Gustavo Waingortín.
También se subieron a las dos combis que salieron desde el Country el ex presidente Eduardo Abadie, familiares y amigos de los directivos y un grupito de hinchas de esos que van a todos las canchas: la China, Seba y el Flaco Mariano.
Otros integrantes de ese sector de la tribuna fue para periodistas, partidarios y los que habitualmente cubren a Estudiantes, de radio, gráficos y TV.
Minutos antes de iniciarse el partido se sumaron los futbolistas Israel Damonte, Ignacio Bailone y Gastón Gil Romero, que vieron el partido junto a parte del cuerpo técnico, como Gustavo Ermili, Hernán Bonvicini y los encargados de prensa.
Si bien la distancia entre los visitantes y los hinchas locales, ahora que el sector se corrió unos metros del lateral hacia la ochava es bastante. Aun así a simple vista se puede distinguir. Y los de Gimnasia no desperdiciaron insultos cuando lo vieron a Damonte, que fue el dueño de los gritos. No pasó de eso y hasta fue recibido con una sonrisa por el futbolista.
Desde que llegó la comitiva y hasta el inicio del partido, se instaló un puesto de comida y bebidas, con hamburguesas y gaseosas a discreción. A diferencia de los choris del partido pasado, ahora la atención volvió a ser con un puesto de comidas. Varios integrantes parece que habían ido con apetito porque repitieron el viaje hasta el lugar y se atracaron con la comida.
Los encargados de atender a la delegación visitante estuvo a cargo del área de protocolo de Gimnasia, que estuvo muy atenta ante cada detalle de dirigentes, jugadores y periodistas que allí estuvieron. El único al que se lo vio nervioso fue al Sr. Loudet (así dijo llamarse), que chicaneó a algún periodista con la frase “A ver qué bol... ponés mañana”.
En definitiva, salvo ese pequeño e insignificante incidente, la convivencia entre locales y visitantes fue más que aceptable. Un buen punto de partida para que en un futuro pueda volver a verse en una cancha a las dos parcialidades, como ocurrió históricamente.
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