Las emociones, en las tribunas

Adentro del campo no pasó mucho. Afuera, los Triperos hicieron su fiesta y colmaron el Estadio del Bosque

Por WALTER EPISCOPO
SENSACIONES

Tarde lluviosa. Nada invitaba a ir a la cancha, salvo, el hecho que era un clásico. Y el hincha, que es lo único genuino que le queda al fútbol, brindó un gran espectáculo, pintando todo de azul y blanco, en un domingo gris.

Las calles de la Ciudad se llenaron de autos con banderas y bocinazos que rompían el almuerzo, todos peregrinando hacia 60 y 118. La lluvia amenazante que finalmente llegó, y una vez dentro de la cancha, la fiesta que preparó la parcialidad local, que una rato antes había agotado las generales. Globos, banderas, serpentinas, papelitos, humo azul y blanco, cartones azules y blancos en la “H” que formaron una gran bandera, cuando pasaditas las 15:50 el Bochi Licht asomó por la manga.

“Hola Basurero, acá está de nuevo, te saluda la Banda de Fierro” , cantaba todo el Bosque. Atrás habían quedado los silbidos para el equipo albirrojo que en el centro del campo saludó a los dirigentes y allegados que estaban en la ex ochava visitante sobre Avenida 60.

Nacho Fernández pasaba por el vestuario para ver a sus ex compañeros y después lo vivía como un hincha más; el Turbo Vargas se vino desde Uruguay para ver el partido y recibía el saludo de la gente. Gonzalo , Castiglia y Zywica , ex albiazules de la década del `70 también decían presente.

Tanto colorido y muestra de apoyo no sería recompensado. Un primer tiempo para el olvido, y un complemento que tuvo solo momentos donde la gente se entusiasmó un poco, y entonces el “dale Lobo, dale Lobo” empujó a los de Alfaro contra Andújar hacia el arco de 60.

“Chirooola, Chirooola” , premió la multitud al volante de 38 años que fue quien mejor entendió como se juegan estos partidos. Corrió, metió y mostró pinceladas de buen juego. Pero fue 0-0 otra vez, como en abril pasado, demasiado poco adentro, para tanto entusiasmo afuera.

Así pasó un nuevo clásico. Como tantos otros. Todos esos miedos y dudas que se intentaron imponer en la previa quedaron despejados. Por que al final se jugó en el Estadio “Juan Carmelo Zerillo” como debía ser, y no en el “Ciudad de La Plata” (porque ese es su nombre, y no Estadio Unico como lo llaman equivocadamente muchos. Y no pasó nada. Como adentro del campo de juego.

Estadio Juan Carmelo Zerillo
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WALTER EPISCOPO

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