“Sing Street”: adolescencia de una Irlanda ochentosa

Por

Nicolás Isasi

Pelea matrimonial fuera de cuadro. Un adolescente toca la guitarra y canta evitando escuchar la discusión. Frustrado por silenciar el conflicto que viene del living, convierte esos textos en parte de la canción. Así comienza “Sing Street”, una maravillosa historia ochentosa en clave de comedia musical. Escrita y dirigida por John Carney y estrenada en enero de este año en el Festival de Cine de Sundance, la película recrea un mix único entre el mundo escolar y la música de una década dorada.

Conor es un adolescente irlandés que debe cambiar de escuela por la dura situación económica que viven sus padres, la cual viene desencadenando distintos problemas a nivel familiar. El paso de una escuela privada a una escuela pública cristiana para hombres en el centro de Dublín, le significa un cambio abrupto en su vida, sus relaciones y un nivel de estudio mediocre lleno de chicos revoltosos. Su estadía pasa a ser una pesadilla, hasta que conoce a una bellísima modelo (Lucy Boynton), que posa todos los días frente a la puerta de la escuela. Él, influenciado por su hermano mayor, la invita a filmar un videoclip para su banda. El único problema es que no tiene una banda. Por lo cual, Ferdia Walsh-Peelo (Conor), aprovecha la complicidad de su amigo Darren (Ben Carolan), y comienzan a realizar un casting de músicos en el que aparecen grandes actores como es el caso de Mark McKenna, que interpreta al multiinstrumentista Eamon, amante de los conejos y un mimado de su madre. Los protagonistas de esta historia tienen un carisma y un encanto que pasa la pantalla, por su belleza, su mirada y la naturalidad de sus actuaciones.

La época del videoclip como concepto novedoso en la TV es una de las bases y uno de los logros de esta película, que cuenta con un meticuloso casting de chicos con diversos gustos, personalidades y rasgos propios de la adolescencia. La filmación del primer videoclip en la calle, con una cámara VHS en mano, con ellos trajeados y maquillados para la ocasión, causó furor en la platea llena que no paraba de reír. Luego siguieron las mutaciones de la banda según cada estilo. La música y las presentaciones de la banda, junto a las letras son excelentes. Temas como “The Riddle Of The Model” o “Brown Shoes”, tienen como base escenas clave de la película y el ritmo hará mover los pies de los espectadores al compás de la música. Y a medida que suceden las escenas, aparecen extractos de A-ha, The Cure, Duran Duran, The Clash, Hall & Oates, Motörhead, Spandau Ballet o Phil Collins. Con cada canción, Conor va describiendo sus sentimientos hacia ella. Y de la misma forma, ella se siente cada vez más atraída por él aunque nunca se lo va a decir porque su plan es ir a Londres a probar suerte. El contrapunto maestro está dado por Brendan (Jack Reynor) el hermano mayor de Conor. Un tipo perdido en la vida, pero con grandes valores, que de forma ruda pero simpática le explica todas las verdades de la vida, la familia y por supuesto le da clases personales con su gigantesca colección de vinilos.

La dirección de John Carney recuerda a la estética de John Hughes, y por momentos pareciera llevar adelante una odisea al estilo “Billy Elliot”, pero sobre la música pop. La dirección de arte es magistral en todo nivel. Desde el cuidado vestuario, con más de 100 cambios entre alumnos, profesores, padres y la banda que muta de estilo unas 4 o 5 veces; hasta el maquillaje y los peinados de época. Si bien muchos de los exteriores son originales y muestran los bellos paisajes de Irlanda, los interiores también tienen su encanto, con adornos, muebles y objetos propios de aquella década. Una clase de lujo para cualquier escenógrafo de cine. Sobre el final, en los créditos, el director la dedica a todos los hermanos.

Ben Carolan
Brown Shoes
Duran Duran
Ferdia WalshPeelo
John Carney
Lucy Boynton
Mark McKenna
Sing Street
The Cure
The Riddle Of The Model

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