El estado de salud de la elefanta Pelusa es delicado

En el Zoo local extreman los cuidados, ante el cuadro de pododermatitis crónica en ambas patas traseras que padece desde hace tres años

 


En el Zoo local extreman las medidas de asistencia, los tratamientos médicos y las mejoras en el ambiente de la elefanta Pelusa ante el cuadro de pododermatitis crónica en ambas patas traseras que padece desde hace tres años, lo que le causa mucho dolor y le reduce la movilidad, indicaron desde la Comuna.

Según se informó, desde el año 2013, cuando se le manifestó la enfermedad, el equipo de cuidadores implementó tratamientos médicos y de manejo del animal, gracias a los cuales Pelusa se mantiene viva, y se proyectó un nuevo
ambiente para ayudarla a  recuperar la movilidad que ha perdido, mejorando su estado general.

Diariamente, los especialistas le realiza baños con soluciones antisépticas para desinfectar las zonas afectadas, además de reacondicionar su pileta y colocarle sales curativas.

También se generaron convenios con médicos veterinarios para practicarle radiografías para evaluar su estado, se le realizaron entrenamientos terapéuticos para evitar la ansiedad y se hicieron las consultas e interconsultas de rigor con especialistas.

El director del Zoo, Diego Brutti, manifestó: “Esta patología es muy frecuente en elefantes en cautiverio y desde el primer día extremamos las medidas para que lo sobrelleve de la mejor manera posible”.

Según detalló el personal de la dirección del Jardín Zoológico municipal, si bien el cuadro de infección no se agrava, la falta de marcha le genera una pérdida en la anatomía normal de sus pies, sumado a la imposibilidad de realizarle el tratamiento de mantenimiento al 100% de las uñas y suela debido al dolor que las maniobras le provocan.

El cuadro está provocando un deterioro general que se traduce en disminución de peso y atrofia muscular, síntomas que días atrás indujeron a la elefanta a echarse, sin poder pararse por sus propios medios.

"Desde hace tres años, la elefanta sufre este problema bacterial en sus patas y, desde entonces, la tratamos diariamente y monitoreamos constantemente su patología”, explicó Brutti, y agregó: “El cuadro le produce debilidad en las extremidades y le dificulta pararse por sus propios medios".

La elefanta, que vive desde hace casi 50 años en el histórico predio del Bosque, comenzó con los primeros síntomas de la enfermedad en el año 2014 y sus lesiones fueron agravándose durante 2015, por lo que se
comenzó a entrenar al animal para poder tratarlo y curarle las heridas.

Por ese entonces, se logró diagnosticar qué bacterias estaban presentes en las lesiones, dando paso a la medicación por vía parenteral (inyectable) y oral, junto a lavajes diarios de las zonas afectadas.

Como parte del seguimiento, en julio se le realizaron estudios radiológicos para verificar el estado de las patas afectadas.

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