Horrores, inquietudes y calvarios cotidianos
| 13 de Marzo de 2016 | 02:27

Los horrores de la inseguridad, la preocupación por los precios, el descalabro de los cortes de calles, las intrigas detrás del asalto en la casa del Intendente... Por esos ejes transitó la crónica de los últimos días.
El brutal asesinato de un joven de 32 años en su casa de Ensenada retrata, con la máxima crudeza, los extremos de vulnerabilidad y de locura a los que se ha llegado en la Región. El homicida se metió en su casa un viernes a las cuatro y media de la tarde. Lo mató con un cuchillo delante de su novia. Así de brutal.
El sospechoso -que quedó filmado y fue detenido a las pocas horas- es un albañil que vive a pocas cuadras con su mujer y su hija.
Cuando se ven en las películas crímenes así, y se ve al asesino entrar a su casa y quemar la ropa ensangrentada, se tiende a pensar que eso ocurre en el cine. Pero ocurre también a la vuelta de nuestras casas. Y en medio de una inseguridad galopante (el año pasado se cometió en la Región un homicidio por semana), tiende a olvidarse con escalofriante rapidez. ¿Nos hemos acostumbrado a que pasen estas cosas?
La inseguridad se mantiene como una de las principales preocupaciones de la gente. Pero hay otra que también empieza con “i”: inflación. Y genera inquietud en todos los sectores.
El índice que miden las consultoras privadas y que difunden legisladores opositores en el Congreso (a falta, todavía, de una medición confiable del Indec), arrojó esta semana una cifra muy preocupante: 4,8% de inflación en febrero. Es un índice altísimo que, por supuesto, tiene un impacto fuerte y directo en los bolsillos de todos.
Los precios son un tema dominante. Y marzo siempre es, en ese sentido, un mes difícil. Empiezan a aplicarse los aumentos de los colegios; hay que absorber el costo de la canasta escolar (que nunca se termina de llenar) y, como si fuera poco, este marzo viene con Semana Santa incluida: para comprar un huevo de Pascua habrá que usar los ahorros.
Pero la calle no sólo está cara; también está intransitable. La postal de esta semana en La Plata, con autos y micros circulando por arriba de Plaza Moreno, lo describe todo. Se ha llegado a ese extremo por una combinación de impericia, desatinos e impunidad que cada vez provoca mayores descalabros.
El día que el tránsito usurpó Plaza Moreno, todo el Centro estaba cortado. Había varias calles bloqueadas por protestas sindicales y varias otras por vallados policiales. Los vallados se instalan sin criterio ni razonabilidad. Ese día cerraban las avenidas 51 y 53, por ejemplo, varias horas antes del inicio de las movilizaciones. Como el despropósito del día de la Asamblea Legislativa (el 1º de marzo) cuando vallaron todo el día los alrededores de la Legislatura por una asamblea que era a las 18. El tránsito “explota” por cualquier lado en medio de esos caos provocados.
Pasó, así una semana densa.
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