Llegaron las primeras señales del viaje a Marte

La nave confirmó su trayectoria a 12 horas de su lanzamiento. Un ingeniero argentino en la misión

La misión ExoMars 2016, un programa de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos para buscar vida en Marte, envió ayer su primera señal a la Tierra, confirmando que la nave desplegó sus paneles solares y se dirige rumbo al planeta rojo según lo previsto a 12 horas de su lanzamiento.

La señal fue recibida por la antena de italiana Malindi, en Kenia, y rebotada al Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt, Alemania, a las 18.29 de nuestrio país.

El lanzamiento de la nave se había producido desde el cosmódromo ruso de Baikonur (Kazajistán) a bordo de un cohete Protón-M a las 6.31 de Argentina, y se espera que llegue a Marte en octubre, cuando la cápsula espacial se dividirá en dos partes.

“Estamos camino a Marte. Excelente”, había afirmado el director general de la ESA, Jan Woerner, tras el despegue.

Una vez establecido contacto con la nave, las operaciones de vuelo quedarán a cargo de la ESA, que intentará precisar la trayectoria de la cápsula espacial a través de los datos de radiometría recogidos por su estación de Maspalomas (España).

A partir de entonces, será la red de antenas del espacio profundo de la ESA, Estrack, la que monitorice las telecomunicaciones de ExoMars 2016, a través de sus estaciones de Malargüe (Argentina) y New Norcia (Australia).

La nave, en estado de hibernación para ahorrar energía, emprenderá entonces un viaje de unos siete meses a Marte, donde se espera que llegue el próximo octubre.

Monitoreada desde nuestro país, el proyecto tiene también un científico argentino entre sus realizadores. Se trata del ingeniero Jorge Vago, quien forma parte del equipo de la Agencia Espacial Europea, y que gran optimismo señaló que “mi sueño para esta misión sería descubrir alguna evidencia creíble que apunta a la presencia pasada de vida en el Marte primitivo”.

LOS PASOS

De tener éxito, la sonda se convertirá en el cuarto aparato controlado que pise suelo marciano, después de los tres intentos exitosos de la Nasa estadounidense, y marcaría un hito en la historia de la exploración europea de Marte, ya que el único precedente, el Beagle -del Reino Unido y la ESA de 2003-, fracasó al tocar tierra porque dos de sus cuatro paneles solares no lograron desplegarse y bloquearon su antena de comunicaciones.

Su principal cometido, más allá de efectuar algunas mediciones científicas, será validar su tecnología de aterrizaje para la segunda parte de la misión, ExoMars 2018, que enviará a Marte un vehículo para excavar a dos metros bajo tierra, una profundidad inédita.

Al aproximarse a la atmósfera marciana, el módulo superior de la nave, el satélite Trace Gas Orbiter (TGO), expulsará la sonda Schiaparelli, un pequeño laboratorio científico de 600 kilos de peso que descenderá hacia el planeta rojo y reducirá su velocidad de 21.000 a siete kilómetros por hora.

Esta se posará en una región que contiene una antigua capa de hematita, hierro y óxido, que en la Tierra aparecen casi siempre asociadas a zonas que contienen agua líquida, elemento esencial para el origen de la vida. El pequeño laboratorio se dedicará también a elaborar mapas del hidrógeno presente en el subsuelo de Marte “que pueden ayudar a elegir los lugares de aterrizaje de futuras misiones”.

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