Una cafetería del Centro sumó un nuevo asalto: el número 12

Los domingos a la tarde quedan muy pocos negocios abiertos sobre la avenida 7, en pleno centro. Una cafetería y bombonería fue la excepción: sus dueños buscaban engrosar la recaudación de Pascuas y permanecieron con el local abierto hasta la noche. Faltaba poco para que cerraran, hasta que llegó un ladrón que se quedó con toda la plata.

Como adelantó este diario en su edición anterior, cerca de las 19.30 de aquella tarde, un joven pasó caminando por 7 entre 48 y 49, entró a ese negocio y ni bien llegó se levantó la remera para mostrar que llevaba un arma. ¿Era verdadera o una réplica? Poco importó para los dos hombres amenazados, que no se resistieron.

“Siempre les damos todo. No nos pegó, pero sí nos maltrató, gritó y empujó”, contó Rodolfo Alonso (67), dueño de Bonafide, que salió así al cruce de una versión que indicó que había recibido un culatazo en la cabeza.

La secuencia duró un par de minutos. Mientras, nadie se dio cuenta de lo que ocurría. Era poquísima la gente que quedaba por la calle a esa hora, en un paisaje típico de ese momento del fin de semana.

primero, a espiar

El que supuestamente vigilaba todo, cauteloso, sería un segundo ladrón que le hacía de apoyo y campana al que se había lanzado a robar.

Unos minutos antes del asalto, alguien había ido a hacer una compra por 300 pesos. Alonso supuso que esa persona fue el segundo delincuente, que hizo la tarea de inspeccionar todo, para después esperar en la vereda.

“Se llevaron lo que habían pagado y lo que teníamos recaudado de toda la tarde. Eran poco más de tres mil pesos”, se lamentó el comerciante.

El ladrón no estaba en sus cabales, según Alonso: “Se lo notaba bajo los efectos de alguna droga”, se limitó a describir. Cuando el asaltante decidió salir y escaparse corriendo ya había pasado un par de minutos. Las víctimas llamaron a la policía pero eso no bastó para que los ubicaran por la zona, en distintos operativos.

Parte de la culpa de que todo haya ocurrido así tuvo que ver con que “la calle estaba oscura y sin policías”, según protestó el dueño del negocio, durante una entrevista con este diario.

Hay cámaras de seguridad en la cafetería que habrían alcanzado a captar la secuencia y a registrar la cara del ladrón que actuó. Ayer a la tarde las víctimas aún esperaban el envío de ese material desde la central donde se procesan esas filmaciones.

Sin embargo, Alonso fue escéptico en cuanto a que eso sirva para que capturen a los ladrones: “Otras veces ya hicimos la denuncia y llevamos la grabación pero la causa se terminó cerrando un mes o dos después”.

A lo largo de varios años, ya hubo en total 12 robos en ese comercio céntrico. El negocio recordaron que el anterior fue hace poco más de un año. Alonso remarcó que “en general son asaltos poco importantes, pero sí con armas o cuchillos”.

De toda la estadística, solamente uno terminó con los delincuentes arrestados por la policía, aseguró el comerciante.

“En general son robos de paso, nada importante, a pesar de que hay locales cerca que tienen vigilancia privada”, agregó el hombre, para después lamentarse por la inseguridad en general: “Si entran a robar en la casa del intendente, nosotros no podemos exigir mucho”.