Bonadio: un Juez en la vidriera
| 10 de Abril de 2016 | 01:43

Claudio Bonadio podría ser definido como uno de los jueces del momento. Esta semana se hablará mucho de él: será el primer magistrado en tomarle declaración indagatoria a la ex presidenta Cristina Kirchner.
Bonadio es una figura multifacética y compleja. Hay quienes lo definen como un hombre estudioso, valiente, obsesionado por las pruebas. Hay otros que, al revés, le imputan una supuesta y excesiva flexibilidad frente a algunos sectores del poder; le endilgan falta de antecedentes como jurista y de actuar con supuestos criterios políticos más que jurídicos.
Como todo magistrado, a lo largo de su carrera judicial ha conformado a algunos y no ha conformado a otros. Ha tenido -seguramente- aciertos y también errores.
Ha enfrentado distintas denuncias en el Consejo de la Magistratura y cuestionamientos por algunos fallos. Reivindica su pasado como militante del peronismo
Lo cierto es que hoy muchos le reconocen haber sido el primer juez que investigó la corrupción kirchnerista en el apogeo de ese ciclo político. Bonadio avanzó con la causa Hotesur al punto de ordenar allanamientos en Río Gallegos que involucraban a la propia ex Presidenta y a miembros de su familia.
Criado en un hogar de clase media de la localidad de San Martín, estudió en el colegio La Salle de Florida y se recibió de bachiller en 1973. En los años 70, le adjudican militancia en Guardia de Hierro, una organización de la derecha peronista.
En 1983, con el retorno de la democracia, Bonadio se vinculó al Frente de Unidad Peronista, la línea interna de Eduardo Vaca y Miguel Angel Toma que dominó por años el aparato del PJ de Capital Federal.
Fue asesor en el Concejo Deliberante y en los albores del menemismo Vaca lo acercó al estudio jurídico de Carlos Corach, quien lo insertó en la Justicia Federal luego de acceder al Ministerio del Interior.
Fue cuestionado por su actuación en algunas causas y ha enfrentado, incluso, denuncias ante el Consejo de la Magistratura.
Un estigma con el que ha tenido que convivir -junto a otros magistrados- es el haber sido incluido por Domingo Cavallo en la célebre servilleta donde figuraban los nombres de jueces federales supuestamente afines al gobierno de Carlos Menem.
Mucha agua, sin embargo, ha pasado por el puente. Y así como ha recogido críticas y cuestionamientos, Bonadio también ha sido reconocido en estos años por sus decisivos avances en algunas causas de extrema sensibilidad.
Ha llevado adelante causas como el enriquecimiento ilícito de Ricardo Jaime; la de las multas de Guillermo Moreno a las consultoras privadas que mostraban sus propios índices de inflación, y -por supuesto- la famosa causa de las empresas ligadas a la familia presidencial a la que se llamó “Hotesur”, pero que incluye varias sociedades más. De ese expediente fue apartado por impulso de la ex jefa de Estado.
Su historia como juez empezó a escribirse mucho antes que la mayoría de la sociedad conociera siquiera su nombre, cuando en el año 1992 se creó el sistema de juicio oral y público y se amplió el número de juzgados de seis a doce.
Bonadio cultiva el perfil bajo pero no elude el contacto con periodistas. Ultimamente ha dado entrevistas en las que denunció agresiones a la Justicia durante el kirchnerismo
El gobierno menemista decidió designar a jueces que no venían precisamente de las entrañas de los Tribunales. Y así llegó la propuesta y la designación de Bonadio, quien por ese entonces ya había desempeñado funciones dentro de la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia.
Dictó fallos controvertidos. Y uno de ellos fue la absolución de Víctor Alderete, quien había estado al frente de una oscura y sospechada gestión en el PAMI.
También intervino -y fue apartado- en la causa que investigaba el encubrimiento y las pistas falsas plantadas en la causa por el atentado terrorista a la AMIA. Los motivos del apartamiento eran varios, pero la acusación más significativa era por haber estado cinco años sin mover el expediente.
Un desgraciado episodio de inseguridad lo tuvo como protagonista. Ya era juez federal cuando se enfrentó con delincuentes y mató a dos tras un intenso tiroteo. Fue a partir de un intento de asalto, en el que resultó herido un amigo del Juez con el que acababan de bajar de un auto.
La relación de Bonadio con el kirchnerismo fue oscilante. Nunca resultó del todo armónica, pero hubo situaciones en las que el ex oficialismo lo protegió en el Consejo de la Magistratura. Después el vínculo se quebró y Cristina Kirchner llegó a aludir a él como “juez pistolero” por cadena nacional.
“Claudio es para mí un ejemplo de juez independiente. Resuelve de acuerdo con sus convicciones siempre. Desde que Carlos Kunkel y yo estamos en el Consejo él nunca tuvo que presentarse a declarar”, dijo en su momento la diputada K Diana Conti. Seguramente, es una opinión desactualizada.
“Es valiente y lanzado. Cuando se convence de algo, va para adelante sin freno. A quienes le critican la falta de mesura en algunos de sus fallos, les responde que los jueces son los únicos funcionarios que firman sus actos y siempre se hacen responsables de lo que escriben”, dice un colega que lo conoce desde hace casi dos décadas.
Bonadio es el juez con más fallos revocados por la Cámara Federal porteña y quien más quejas presentadas por abogados recibe, según datos oficiales.
Con fortalezas y debilidades, apoyos y cuestionamientos, Bonadio será esta semana el primer juez que tendrá en su despacho a Cristina.
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