Marihuana medicinal: una alternativa polémica pero cada vez más usada

Crece el número de pacientes autorizados a utilizarla. Familiares de chicos con epilepsia refractaria formaron una entidad para impulsar la legalización del autocultivo. Argumentos a favor y en contra

La llamada, recibida por la familia Vilumbrales el último viernes en su casa de Villa Gesell marcaba el fin de una larga lucha. Personal del IOMA les anunciaba que, de ahora en más, la obra social se va a encargar de la compra del aceite de cannabis que Josefina (3), la hija más chica, fue autorizada a recibir para tratar su encefalopatía epiléptica. La autorización para que la nena sea tratada con marihuana la habían obtenido de la Administración Nacional de Medicamentos (ANMAT) a principios de este año y desde entonces pueden importar el aceite de cannabis desde Estados Unidos, aunque hasta ahora la pagaron a un alto costo de su propio bolsillo. María Laura Alasi, la mamá, una maestra jardinera que según dice, “ni siquiera fuma cigarrillos”, sostiene que al principio tuvo que vencer los prejuicios que tenía frente a la marihuana. Pero que los dejó atrás muy rápidamente, al igual que su marido, cuando vio la rápida mejora que experimentaba su hija tomando unas pocas gotas diarias del producto.

“Fue maravilloso el cambio, no lo podemos creer”, dice María Laura antes de relatar que la nena pasó de tener fuertes convulsiones todos los días, a experimentar esos episodios con mucha menos frecuencia e intensidad. “La nena mejoró muchísimo su calidad de vida. Duerme mejor, está menos agresiva y más motivada y la vida de toda la familia cambió”, cuenta.

Como tantos otros padres de chicos con epilepsia refractaria, tomó conocimiento de los beneficios del cannabis para tratarlos a través de padres que se las arreglaban haciendo aceite casero con marihuana comprada a los cannabicultores ante la imposibilidad de obtener el aceite legalmente.

Muchos de esos padres se nuclearon recientemente en una entidad, “Mamá Cultiva Argentina” que busca la promoción de leyes que permitan y faciliten el uso de cannabis en forma medicinal.

El caso de los familiares de chicos con epilepsia no es el único y las propiedades medicinales de la marihuana también son reivindicadas por un número creciente de pacientes con cáncer, HIV, esclerosis múltiple o Parkinson, que la utilizan a pesar de que la legislación, en Argentina, lo prohibe.

En ese sentido, un proyecto de ley presentado recientemente en el Congreso e impulsado por la diputada Diana Conti pide la modificación el artículo 29 de la ley nacional de estupefacientes para despenalizar la marihuana con fines médicos. Una medida que ya tomaron numerosos países, entre los cuales se cuentan Canadá, Israel, 24 estado de Estados Unidos, Chile, Uruguay y Corea del Norte (ver gráfico).

Con todo, las opiniones en el ámbito científico en torno a los beneficios del uso de la marihuana con fines médicos están muy divididas. Mientras algunos destacan los beneficios de una menor toxicidad que los fármacos tradicionales para tratamientos de enfermedades crónicas, otros cuestionan la falta de evidencia clínica de esas supuestas ventajas y postulan desventajas cognitivas de su uso (ver gráfico).

Marcelo Morante es investigador en medicina del dolor, director del posgrado de Medicina Interna de la UNLP y referente a nivel nacional del estudio del uso médico de la marihuana y dice que “el mundo científico se muestra dividido frente a las posibilidades terapéuticas de la marihuana. La Sociedad de Neurología habla de falta de evidencia en casos clínicos y destaca que hoy no se pueden saber los efectos de un uso a largo plazo de la marihuana terapéutica. Pero mientras tanto se está dando un proceso inverso, a través de redes de pacientes que se conectan internacionalmente y que comprueban los beneficios de la marihuana en el tratamiento del dolor crónico, que aparece en enfermedades como el cáncer, la esclerosis múltiples, la epilepsia, el HIV”.

En algunos países del mundo, como Canadá, que fue el primero donde Morante investigó buscando una solución para su hermana, que padece neurolupus, el uso de la marihuana medicinal es legal y es el Estado el que regula una fuente segura de acceder a la sustancia.

En la Argentina, al no haber una legislación que contemple el uso medicinal de la marihuana, son pocos los pacientes que acceden a él. Actualmente se habla de alrededor de 6 o 7 chicos con epilepsia que obtuvieron autorización de la Anmat para importar aceite de cannabis.

“Como consecuencia de esta situación, hoy no se está usando en la Argentina el cannabis medicinal, que sería el prescrito y controlado por un médico, sino el terapéutico, que es el que el paciente usa informándose a través de redes de pacientes y familiares en el mundo, conectando a un cultivador que prepara el aceite o bien preparando su propio aceite”, dice Morante quien sostiene que, sin embargo, al no tratarse de un uso legal, no hay registro y por lo tanto no puede saberse cuántas personas lo están utilizando.

Desde las entidades que nuclean a familiares de pacientes que piden la legalización en la Argentina del uso medicinal de la marihuana se habla de un número creciente de casos. En su mayoría se trata de pacientes con dolencias crónicas como el cáncer, el Sida, la epilepsia refractaria o la esclerosis múltiple. Para ellos, el uso del aceite de cannabis no sólo representa una disminución de síntomas como el dolor y los vómitos, sino también un menor riesgo de sufrir efectos secundarios que provocan otros medicamentos con la misma acción terapéutica si se utilizan durante mucho tiempo.

“Mi hija tomaba diez pastillas al día contra las convulsiones, pastillas que tendría que tomar de por vida y que entre sus efectos secundarios y contraindicaciones pueden provocar hepatitis, cálculos renales o pancreatitis. El aceite de marihuana tiene solo dos posibles efectos secundarios mucho menos graves, la diarrea y la somnolencia, pero afortunadamente hasta ahora, no le provocó ninguno de los dos”, dice María Laura Alasi.

En el marco de la búsqueda de pacientes y familiares de una legalización de la marihuana medicinal aparecen otras inquietudes.

“La sociedad médica tiene algunos miedos bastante lógicos. Uno de esos miedos tiene que ver con cómo puede interpretar un adolescente estas cuestiones y si no pueden incentivar a la adicción. Es por eso que es necesario destacar que hablamos puntualmente de cannabis medicinal para ser usado por encima de los 20 años, con excepción de los chicos que padecen epilepsia refractaria”, dice Morante.

También enmarcado en esta tendencia, este fin de semana se lleva a cabo en General La Madrid un congreso internacional sobre cannabis medicinal. En La Madrid, además, se impulsa una iniciativa comunal que busca convertir al pueblo en el primero en cultivar marihuana para uso medicinal en la Argentina.

“El cannabis aparece como una opción a la medicación tradicional en algunas patologías crónicas para tratar síntomas como el dolor en pacientes con cáncer, HIV, esclerosis múltiple y epilepsia refractaria, entre otros y ya fue legalizado en muchos países para su uso médico. En la Argentina se autorizó un contado número de casos. Hay opiniones divididas sobre su uso en la sociedad científica y el principal cuestionamiento que se hace es la falta de evidencia en casos clínicos.  Pero mientras tanto se da un proceso inverso en que son las redes de pacientes las que recurren al uso terapéutico de la marihuana recurriendo a cannabicultores y ante la situación legal dada, sin prescripción ni control médico”

MARCELO MORANTE
Investigador en Medicina del Dolor  y director del posgrado de medicina Interna de la UNLP

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