El cuerpo detrás de las ideas
| 16 de Abril de 2016 | 01:12

Por
PEDRO GARAY
Yue Song hace todo: filma, escribe, actúa, interpreta sin doble de riesgo las osadas escenas de acción y diseña las coreografías para su tercer película, “The Boydguard”, en la que casi pierde un ojo. También, llega a Buenos Aires, donde enamora a todos, para el estreno mundial de su “primer filme comercial”, rodado en dos meses por falta de presupuesto, donde, lejos de la parafernalia industrial del cine de Hollywood y también de las posibilidades que ofrece la anabolizada industria en China y Hong Kong, se aferra a la pasión independiente y filma una de acción poniendo el físico, y no el CGI, detrás de las ideas.
Con aires de divo autoconsciente (“en China dicen que es la mejor película de acción de los últimos 20 años. Y yo coincido”, introduce) que se llevan muy bien con su película, que camina por la cornisa de la parodia refritando influencias desde el melodrama hasta el wuxia y subiendo el volumen de sus estereotipos hasta el absurdo, Yue, vestido con aires occidentales pop, luce como una estrella de cine diametralmente opuesta al tipo que vemos sangrar y desamayarse en las escenas que revelan, en los créditos, la pasión por el género del director e intérprete.
Una pasión que llevó a la estrella, que insiste como sus ídolos en no usar dobles, a estar cerca de perder un ojo tras protagonizar una de las millones de escenas de acción que pasan a la velocidad de la luz por la pantalla (“tiene más acción que toda slas películas de acción que se estrenen este año... sumadas”, describe en la previa, exagerando pero no tanto, el director del BAFICI, Javier Porta Fouz).
“Estaba muy preocupado porque afectaba el tiempo de rodaje, y lo único que pensaba era como convertir al héroe en un personaje de un solo ojo”, explicó con desparpajo el magnético Yue su reacción cuando le dijeron que podría quedar ciego de un ojo.
La pasión revela que “The Bodyguard” es, primero que nada, una película festiva: su trama autoconsciente como la remera de “maestro del kung fu” que lleva Yue es una excusa para celebrar el género.
Por eso, quizás, no hay tiempo para la trama: una tras otra se suceden las peleas, en una historia que licúa destino trágico (el Edipo abandonado que vuelve a matar al padre) y libre albedrío (la decisión del héroe, que por eso es héroe, de cerrar el destino de la sangre por la sangre al no matar a papi), romance culebronesco (ella, la ricachona rebelde; él, el pobre sabio) y hasta historias de mafia (tríadas, para ser precisos) y lo sirve en un plato absolutamente recargado, como una buena milanesa con papas de fonda.
Una panzada donde el divertimiento es escenario de destrezas, de cuerpos, como si se tratara de una ópera para las masas (bueno, supieron serlo): a veces observadas con ojos exóticos desde Occidente, a medida que las artes marciales crecen en Argentina, también crece la apreciación del género más allá del carácter bizarro o de culto.
Un acercamiento con el que colaboraron culebronazos del wuxia como “Hero” o “La casa de las dagas voladoras”, aunque Yue se siente más cerca de Jackie Chan, el hombre de los mil huesos quebrados, y John Woo, de quien toma la hollywoodesca tendencia a los planos generales cargados de épica y a la música que subraya atronadora el tono, aunque dice que “trato de crear algo propio”, una estética sucia y rasposa que recuerda a lo primero de Tony Jaa.
Los créditos ruedan y, terminada esa felicidad hecha de la pirotecnia visual de vivir a las patadas, Yue vuelve a tomar el escenario. Explica, justamente, estas diferencias culturales: viene de un pueblo donde la cultura del arte marcial se encuentra muy expandida, y mamó, como los actores de la cinta, el kung fu desde pequeño. “Todos tenemos al menos diez años de entrenamiento”, dice el cineasta, mientras un séquito de fans del género, que aplaudieron cada piña a rabiar, esperan por su foto con el maestro (el más feliz es quizás el propio Porta Fouz, que se divierte lejos del supuesto “protocolo”).
Song, autor además de “Snow Warrior” y “The king of the streets”, que se verán en el BAFICI, accede a las selfies, y redobla la apuesta: dueño absoluto de la escena, envía a sus propios camarógrafos a que entrevisten a la audiencia y pide que le digan qué les pareció el filme. Es que Yue Song hace todo.
MAS YUE SONG
The Bodyguard
Cuando: Mañana 22:30
donde: Espacio INCAA Cine Gaumont
The King of the streets
Cuando: Hoy 13:30
Donde: El Cultural San Martín
Cuando: Sábado 23 - 23:15
Donde: MALBA Cine
Masterclass de cine de acciOn
Cuando: Mañana a las 12
Donde: Centro Cultural Recoleta
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