Aprobó porque no tuvo errores de entidad
| 24 de Abril de 2016 | 00:42

Por NICOLAS NARDINI
ANALISIS
Diego Abal se fue anoche del estadio del Bosque con la tranquilidad de haber sacado adelante un duelo asperísimo, donde los protagonistas pusieron pierna firme y el estado del campo también se prestó para resbalones y caídas pocos habituales.
Yendo de lo general a lo particular, es menester destacar que ni Abal ni sus colaboradores (tanto los asistentes de línea como los de área) cometieron errores de entidad, de esos que pueden modificar el rumbo de un partido. Se pidieron infinidad de sanciones sobre las áreas, del lado de Gimnasia con la amplificación de todo el estadio y del lado de Estudiantes desde el banco de suplentes, pero en todas las acciones límite los encargados de impartir justicia acertaron.
LAS ACCIONES QUE SE DISCUTIERON
Como ocurre en todos los partidos de nuestro fútbol, hubo quejas, pedidos y polémicas reclamadas por los protagonistas.
La primera fue a los 31 minutos de la parte inicial, cuando cayó en su propia área Gastón Fernández producto de una falta. En ese instante, la Gata retuvo la pelota y el pedido fue doble: algunos reclamaron indirecto y otros penal por una supuesta mano. No fue ni una cosa ni la otra. Acertó el juez sancionando falta de ataque.
A los 14 minutos de la etapa complementaria, tras un centro de Noble, cayó Bou dentro del área y se reclamó un supuesto penal de Desábato. Sin embargo, se trató de un contacto normal, sin entidad de infracción, otro “poroto” para Abal.
En el minuto 27 de la parte final, una acción que terminó con un disparo de Brum dentro del arco de Andújar -ya había sido detenido el juego- no fue válida porque antes, Walter Bou había cometido una falta merecedora de tiro libre indirecto por acción peligrosa.
CORRECTO EN LO DISCIPLINARIO
La administración de las tarjetas fue perfecta en Diego Abal, que no mostró fisuras en el aspecto disciplinario. Esto guarda un mérito doble en el juez, porque se trató de un clásico muy duro y friccionado y, aún así, el partido jamás se le fue de las manos, pese a que en más de una ocasión el desmadre pudo haber asomado.
De movida, acertó con una amarilla no fácil de sancionar producto de una mano de Viatri , que había ocupado, intencionalmente, un espacio indebido estirando su brazo. Otro pleno para el juez.
Luego, con la amarilla a Brum tras una protesta airada, le envió un mensaje a todos los protagonistas: no permitiría que se pasaran de la raya en lo verbal.
Luego hubo amarillas para Licht, Auzqui y Coronel por juego brusco, todas acertadas. Como también el cartón amarillo para el Chavo Desábato por una protesta airada.
En definitiva, se trató de un buen trabajo en líneas generales de Abal y sus colaboradores. El único lunar fue el celo que mostró para pitar infracciones menores, de esas que no ostentan la entidad para ser sancionadas, y que le quitaron ritmo al partido. El trámite, por momentos, fue interrumpido de manera exagerada. En una semana donde abundaron las conjeturas y comentarios de bar, la labor de Abal fue una bocanada de aire fresco.
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