Con orden y sacrificio, el Lobo construyó una victoria Gigante
| 3 de Mayo de 2016 | 02:11

Por WALTER EPISCOPO
ANALISIS
ROSARIO
ENVIADOS ESPECIALES
Lo trabajó con paciencia. Jamás se desesperó ni decayó cuando el juego de Central -por momentos- lo superó. Gimnasia edificó una victoria Gigante en Arroyito porque supo seguir buscando, sin perder nunca el orden, un triunfo que se abrió recién faltando diez minutos para el final con una gran definición del chico Contín.
En el comienzo Alfaro quiso sorprender con un intento de copar la zona media para, desde allí, producir acciones de riesgo sobre el arco del elenco Canalla. Sin embargo, esa postura duró menos de un cuarto de hora, que fue el tiempo que se tomó el dueño de casa para hacerse de la posesión del esférico y hacerle daño al Lobo
El módulo táctico elegido por Gustavo Alfaro fue el tradicional 4-4-2, un dibujo que acompañó al actual DT tripero a lo largo de casi toda su carrera. En ese esquema, los hombres que fueron por los costados -Meza y Noble- alternaron buenas y malas, aunque el correntino fue más incisivo, dado que desequilibró mejor en el uno contra uno.
Estas armas le permitieron al Lobo concretar tres chances de gol en tan solo diez minutos. La más clara de todas fue un cabezazo que le sacaron a Benítez en la línea.
Pero Central empezó a manejar la pelota a través de la sociedad Lo Celso-Delgado y comenzaron los padecimientos en ese primer tiempo para el Lobo. Al perder el dominio sobre la zona medular, Gimnasia pasó del merodeo sobre el arco adversario, a sufrir cerca del propio.
La velocidad de los hombres locales para acelerar del medio hacia adelante fue un dolor de cabeza para los de Alfaro, que abusaron del juego brusco y los cortes, cuestión que propició varias acciones de pelota parada a través de las cuales Central arrimó peligro.
Por mérito del rival o por decisión propia. O quizás por ambas causas, el Lobo terminó el primer tiempo arrinconado contra su arco, cuando lo había comenzado en un contexto completamente diferente.
VOLVIO A SUS INICIOS
El complemento fue otra historia. Allí Gimnasia retomó el libreto que le había dado buenos dividendos en el primer cuarto de hora.
Ajustó las piezas en la mitad de la cancha y supo jugar con la desesperación de un rival joven, que cayó en el nerviosismo al ver que no podía romper el cerrojo mens sana y empezó a dejar espacios bien aprovechados por el Lobo.
El juego aéreo fue uno de los puntos en que el Lobo sacó más diferencias. Casi todos los envíos sobre el área de Sosa fueron ganador por hombres vestidos de albiazul. De hecho, cerca estuvo Coronel de romper el marcador en blanco con un golpe de cabeza.
A la media hora de juego, el equipo supo no derrumbarse anímicamente ante la lesión del juvenil Matías Noble. Gimnasia se mostró fuerte de carácter y en base a ello, sin alejarse del equilibrio, continuó buscando sumar de a tres.
Una combinación entre dos de los tres hombres que entraron generó el único gol de la tarde a orillas del río Paraná. Centro de Castillón y gol de Contín de media vuelta, en una definición de goleador. Las lágrimas del joven artillero reflejaron lo que significa para él su primer gol en el fútbol grande.
Como pocas veces, los tres hombres que saltaron desde el banco resultaron fundamentales en el trámite. Porque además de los dos mencionados, el ingreso de Lorenzo Faravelli le dio una cuota de frescura y fútbol al equipo. Hizo la pausa cuando el juego lo ameritaba y presionó y corrió cuando había que sostener la diferencia en el marcador.
Fue una victoria importante para Gimnasia. Porque la logró en una plaza muchas veces esquiva -no ganaba allí desde 2008- y porque puede servir para consolidar un proceso que recién está comenzando y que necesita del aval de los triunfos para lograr consenso entre los hinchas. Fue un triunfo Gigante.
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