Un ex policía chocó, siguió al otro conductor y lo mató de un balazo
| 13 de Junio de 2016 | 01:55

Una tormenta de estruendos partió la madrugada al medio. Podían ser “cortes” de motos pero no: era una ráfaga de tiros, que disparó un hombre de 72 años, policía retirado. En el barrio llegaron a contar una decena de estampidas. Después, un auto que salió a fondo -y que apareció luego cayó en una zanja- y el cuerpo sin vida de la víctima, rodeado de un montón de vecinos espantados.
En el cruce de 29 y 88, en una zona de Altos de San Lorenzo conocida como “Puente de Fierro”, por una estructura enorme que domina el horizonte, hubo un accidente de tránsito entre dos conductores. Uno más, en el contexto de inseguridad vial que ya se cobró 54 vidas en lo que va del año.
Sin embargo, ese choque ni siquiera terminó con alguno de los dos conductores heridos. Según los datos que proporcionó la Policía, al volante de un Renault Logan iba Marcos Pimentel (41), y en un Peugeot 504 manejaba Norberto Alfredo Espíndola. Eran aproximadamente las 3.30.
En el barrio dijeron que el primero chocó al segundo. Pero los voceros de la DDI que investigan el caso señalaron que fue al revés. En lo que coincidieron ambas fuentes fue en que el choque provocó la ira del ex policía.
Los vecinos agregaron que fue el mayor de ambos quien siguió al otro. El motivo se desconoce, aunque hay detectives que sospechan de una amenaza por parte del jubilado hacia la víctima, un albañil, que decidió escapar.
Ambos autos, siempre a decir de los testigos, circularon por la calle 29 en sentido ascendente. No pudieron circular más que unos 100 metros hasta llegar a 90, donde se termina el asfalto.
En esa esquina Espíndola “se le puso a la par al otro y se bajó”, contó un vecino que vive allí. Los investigadores sospechan que Pimentel también se bajó, y que ahí se produjo una discusión.
Aparentemente, las recriminaciones e insultos casi ni se oyeron en comparación a lo que vendría después: el ex policía, en aparente estado de ebriedad, “sacó una pistola y le empezó a disparar a quemarropa, a un metro y medio de distancia”, aseguraron en la esquina, durante una entrevista con EL DIA.
Las distintas fuentes confirmaron que fue uno solo el disparo mortal que recibió la víctima, que quedó tendida en la calle. ¿Por qué, entonces, se detonaron muchos más tiros?
“Algunos fueron al aire y otros se los tiraron a un par de chicos que fueron a ayudar al hombre (al que habían baleado)”, fue el relato que hicieron en 29 y 90. Uno de los proyectiles perforó la estructura de un tractor que estaba ahí estacionado. A esta altura del relato quedó en evidencia que “de casualidad no le pegaron a alguien más”, según se lamentaban allí.
Mientras Pimentel agonizaba, Espíndola volvió a su Peugeot y dio la vuelta. Se escapó por 29 en dirección descendente. Unos minutos más tarde lo descubrieron encajado en una zanja (ver Recuadro).
Para cuando los policías del CPC llegaron al lugar del homicidio, pudieron notar que la víctima “no presentaba signos vitales”. El fallecimiento se corroboró por médicos de la fuerza. El tiro que le costó la vida le habría rozado un brazo y perforado el tórax a la altura del corazón.
Ayer a la tarde el estupor continuaba. Las manchas de sangre seguían impresas en el piso de tierra y el crimen seguía siendo el comentario obligado entre los vecinos. Para la gente del barrio, fue una madrugada de terror.
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