Una extraña muerte y dos casos de violencia urbana sacuden a Berisso
| 27 de Junio de 2016 | 00:55

Primero fue la extraña muerte de un hombre de 34 años, quien apareció colgado de una soga, en el terraplén costero y 22. Horas más tarde, el asesinato de un joven de 20 años en 90 y 130. Y cuando ya pasaba la medianoche del sábado, en 124 entre 80 y 81, un escándalo familiar con una persona que terminó herida de arma blanca (ver aparte). Todo en la ciudad de Berisso, donde los vecinos viven horas de profunda conmoción.
El primer caso, como este diario adelantó en su edición anterior, tiene como protagonista a Diego Balbuena, de ocupación changarín, quien tomó la drástica decisión de quitarse la vida, según informaron fuentes policiales, a partir de los resultados de los peritajes practicados en el lugar, acorralado por una supuesta angustia ingobernable.
La víctima, poco antes de dirigirse hacia un sector descampado de ese distrito, donde, siempre a decir de los voceros consultados, “se ahorcó”, le dejó una carta a su familia (ver aparte), en la que pedía perdón, explicaba la situación que afrontaba y, en cierta medida, dio los por qué de tan semejante determinación.
“Hola familia escribo estas líneas porque ya no aguanto más todo lo que me está pasando. Gracias por todo lo que me dieron, perdón por tan poco. Les cuento que estoy metido en un problema groso, estoy involucrado en el triple crimen de G. Rodríguez”, contó Balbuena de puño y letra.
Ese hecho policial, que se registró en agosto de 2008, cuando Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina fueron encontrados acribillados a balazos dentro de un zanjón, cobró impulso en las últimas horas, con la detención del supuesto autor intelectual, Ibar Pérez Corradi, en Paraguay.
Precisamente, Balbuena mencionó en su misiva que “una vez un hombre me dio un trabajo para sacar unas bolsas -que tendrían esos cuerpos-. Cuando llegué ya la habían llevado, así que pregunté adónde y fui hasta el lugar; y cuando llegué ya la habían bajado y ahí me di cuenta de qué se trataba”.
“Hace poco lo le comenté esto a un conocido para que me de una mano y resulta que se zarpó y me hizo una cama en la que hoy está detenido un amigo. Yo vi cuando le dejó marihuana para cagarlo y no lo pude evitar. Me siento muy mal por esto también”, mencionó.
“En estas líneas quiero pedir perdón a todos los que lastimé, familias y amigos. Perdón, se qué es complicado lo que le estoy contado, pero como ya les dije antes no aguanto más. Perdón. Voy a andar por Palo Blanco. Los voy a extrañar. Los amo, Diego”, cerró el joven, al que poco después encontraron cuando pendía de una cuerda en un añoso árbol del monte berissense.
El deceso de Balbuena, que vivía en Ensenada, es investigado por la fiscalía de Marcelo Martini, por la secretaría de Leandro Rubio.
Fuentes de tribunales indicaron al respecto que el fiscal platense ya se comunicó con los responsables de la investigación de la masacre de General Rodríguez, para intercambiar información, aunque, en principio, no surgieron elementos para dar crédito a los dichos de Balbuena. Igual, trascendió, se siguen buscando más testimonios.
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