El mal estado de las fuentes afecta a la calidad de vida y a la imagen de la ciudad
| 19 de Julio de 2016 | 02:13

El testimonio unánime de los vecinos y la simple observación no dejan lugar a dudas acerca del pésimo estado de mantenimiento que exhiben las fuentes de La Plata. Tal como bien se señaló en un informe publicado recientemente en este diario, condenadas al abandono, estos ornamentos urbanos -decisivos a la hora ponderar la imagen de la Ciudad- se ven convertidos en depósitos de basura. Si bien es cierto que el panorama no es nuevo, en la actualidad resulta ciertamente llamativo comprobar el deficiente estado en que se encuentran.
Bien se ha señalado que el descuido de las fuentes de La Plata, algunas de ellas con fuerte significación histórica y cultural, ya es crónico. Sea porque lucen con agua hace tiempo estancada, llena de residuos y hojas que se depositan en el fondo; sea porque su sistema hídrico está roto hace tiempo y se las observa vacías, la mayoría de las fuentes piden y necesitan auxilio hace largo tiempo.
Tal como se indicó, la de 7 y 32, ubicada en un lugar estratégico que corresponde a una de las entradas más importantes de la Ciudad, muestra ahora parte del enrejado perimetral deteriorado, así como un faltante en dos tramos. El mecanismo de bombeo de agua dejó de funcionar hace meses y, con sobrada razón, un vecino definió a esa fuente como un estanque de agua servida, en la que se arroja todo tipo de residuos. Falta asimismo una debida parquización en el entorno.
Una recorrida realizada por periodistas de este diario permitió comprobar que esta situación se repite, en mayor o menor grado, en la mayoría de las catorce fuentes que tiene el casco urbano. Las fuentes que se encuentran a lo largo de la avenida 51 dan muestra de la desidia con que son tratadas o, si se quiere, del absoluto olvido en que permanecen. Bolsas de basura y de galletitas, envases de botellas, vasos plásticos y otros residuos reemplazan al espejo de agua que cualquier observador quisiera encontrar, entre otras de las múltiples deficiencias que las caracterizan.
Más allá de las obras que se pusieron en marcha en plaza Matheu de 1 y 66, se trata este de un problema que las autoridades no deberían pasar por alto y que, por cierto, no resulta menor. Una ciudad que no pudiera resolver el problema de su limpieza, mal puede aspirar a logros de otra naturaleza y de mayor complejidad.
Podría formularse a través de este teorema: el que no puede lo menos, no puede lo más. La limpieza del espacio público está directamente vinculada a la calidad de vida en la Ciudad. Y por supuesto, a su imagen hacia afuera. Por eso se trata de una cuestión que merece la máxima atención. Aquí se ha dicho muchas veces, que el tema también involucra a la conducta ciudadana. Y que los propios platenses tienen un alto grado de compromiso en el mantenimiento de la Ciudad limpia. Incorporar hábitos ciudadanos que contribuyan a no ensuciar el espacio que es de todos, es una clave importante para garantizar la limpieza de la Ciudad.
En ese sentido, no arrojar residuos a la calle; no contribuir a la formación de basurales; respetar los horarios indicados para sacar la basura; cumplir con un adecuado embalaje de los residuos, son todas conductas que cada vecino debe preocuparse por observar. Pero desde ya que la máxima responsabilidad recae sobre las autoridades, que deben ocuparse de garantizar un eficiente sistema de recolección de residuos y de limpieza de la vía pública.
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