Agustín, el chico que volvió a ver tras un trasplante de córneas

Es platense, tiene 15 años y padecía “queratocono”, una enfermedad que provoca ceguera

Agustín tiene 15 años y hoy siente un enorme alivio porque sabe que su peor temor quedó en el pasado: no quedará ciego. El chico fue sometido a un trasplante de córneas en el único establecimiento público del país que hoy hace intervenciones pediátricas de este tipo: el Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata.

Para llevar adelante la intervención, el tejido fue provisto en menos de una semana por el Cucaiba, el centro de donación y trasplante del gobierno de la provincia de Buenos Aires.

El adolescente platense sufría “queratocono”, una enfermedad que produce el adelgazamiento y la deformación de la córnea, que es la película trasparente que recubre el ojo.

En principio, se le implantó una córnea en el ojo derecho. Esa operación se realizó en abril pasado y a partir de ese momento el chico comenzó a recuperar la visión. El segundo transplante - en el ojo izquierdo - se practicó hace quince días, según se informó desde el ministerio de Salud de la Provincia.

“Este es un hermoso ejemplo de lo que puede lograr la solidaridad humana con la logística profesional y comprometida del Estado”, dijo la ministra de Salud provincial, Zulma Ortiz, y detalló que en lo que va de este año “ya se efectuaron 411 trasplantes de este tejido a vecinos bonaerenses, 22 de ellos, menores de 18 años”.

LA OPERACIÓN

El jefe del servicio de Oftalmología del Hospital de Niños, Néstor Murray, precisó que la operación consiste en cortar un “botón corneal” de 7,25 milímetros del ojo del paciente y, como si se tratase del vidrio de una ventana, reemplazarlo por la córnea donada.

Junto a su equipo, conformado también por los médicos María Laura Curutchet y Eduardo Mlac, el especialista trasplantó a Agustín en ambas oportunidades.

La última cirugía duró una hora y media tras lo cual el joven regresó a su casa con la medicación correspondiente a la fase del post operatorio. “Se espera que en seis meses tenga una recuperación importante de su visión y, aunque deberá usar anteojos, de no haberse sometido a estos trasplantes, hubiera quedado ciego”, explicó Murray.

Emocionada a raíz del paso dado por su hijo, Claudia, la madre de Agustín, comentó que “al segundo día del trasplante pudo abrir los ojos y enseguida notó una mejora en su visión”. La mujer confía en que el año que viene el chico pueda volver a la escuela.

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