Tuvo un mejor arranque y se quedó con el primer chico
| 25 de Agosto de 2016 | 01:37

Por MARTIN CABRERA
COMENTARIO
Estudiantes ganó el partido de ida. Importante en lo anímico y tranquilizador porque no le convirtieron. Pero nada más. Porque el 1-0 puede parecer poco teniendo en cuenta las flaquezas de Belgrano y las ventajas que le dio en el complemento para lastimarlo de contra.
Lo ganó porque tuvo un arranque furioso y encontró en la cabeza de Facundo Sánchez la manera de vulnerar a Olave. En esos primeros minutos estableció claras diferencias, que con el correr del partido fue disimulando a tal punto de desaprovechar una oportunidad inmejorable de sacar una mejor diferencia.
El Pincha salió a comerse al Pirata. Desde el primer minuto le puso los puntos y le mostró los dientes. También le dejó en claro que a la hora de jugar a la pelota tenía argumentos más que válidos. Con Juan Cavallaro y Tití Rodríguez como encargados por la izquierda con pases cortos y gambetas, y la dupla Solari-Sánchez por derecha, Estudiantes jugó unos primeros 20 minutos con máxima velocidad.
A su favor tuvo que Belgrano, a diferencia de las épocas de Zielinski como técnico, se paró con una vocación ofensiva. Adelantó sus líneas y dejó todo el tiempo a sus delanteros entre los centrales. Esa postura le dejó también unos metros desprotegidos en materia defensiva, que los ligeritos del Pincha lo aprovecharon, ya sea de contra o con juego asociado.
A los 8 minutos probó desde afuera Israel Damonte, un minuto después lo tuvo Lucas Viatri. A los 13 minutos Juan Carlos Olave tuvo que revolcarse para quedarse con un centro atrás de Rodríguez. Hasta que a los 16 Damonte con un pase magistral sorprendió a la adelantada defensa Pirata (principalmente a sus centrales Lema y Aveldaño), que vio como Facundo Sánchez se filtraba por el centro para poner, de cabeza, un golazo de cabeza ante la mirada de un arquero que también había dado el paso para adelante. Justicia y alivio para Estudiantes.
A partir de entonces bajó el ritmo del partido. El local se retrasó unos metros y apostó por lastimar a un rival que siguió con esa intención de atacar. Pero no pudo encontrar el espacio justo para llegar hasta Olave, más por imprecisión que por mérito rival. Aun con espacio y un rival mostrando dificultades para el retroceso, no pudo crear más situaciones de riesgo.
Esa tendencia se repitió en el segundo tiempo. El Pincha fue torpe con la pelota y no supo ni pudo aprovechar los espacios para lastimar verdaderamente de contra. Se fue contagiando de la pobreza de su rival, que tuvo la pelota buena parte del período y sólo encontró en un córner una chance de gol que Aveldaño tiró afuera.
A Belgrano no se le cayó un a idea y a Estudiantes se le fue nublando el camino. Muy impreciso, errático y sin encontrar la puntada final. Ni Cavallaro y mucho menos Rodríguez supieron armar juego. Tampoco cuando Gabriel Graciani ingresó por la derecha y corrió al lateral apuesto a Solari. Ni siquiera el chileno Jeisson Vargas. En el segundo tiempo el Pincha cambió la imagen y el partido fue casi ordinario.
Aun así, jugando regular, tuvo un par de chances claras de gol. A los 16 minutos Cavallaro remató de media distancia a las manos del arquero, a los 27 probó Solari encarando por el centro y a los 33 Lucas Viatri erró lo que era el 2-0, tras un excelente desborde de Sánchez hasta el fondo del campo.
Finalmente Estudiantes se conformó con el 1-0. Ahora tendrá dos resultados para clasificar a octavos: ganar o empatar. Hasta perdiendo podría pasar, en caso de poder convertir un gol.
Pudo conseguir un resultado más aliviador, pero apostó por uno corto que dejó la llave abierta. Al menos rompió esa racha nefasta de seis partidos debut por esta copa sin ganar. La primera vez que fue local logró el triunfo, para definir la serie con cierta ventaja. La suerte se echará dentro de tres semanas en Córdoba. Y la ventaja es mínima. Pero ventaja al fin y al cabo.
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