Martínez Poch: por el infierno de sus hijas y Vanessa Rial, 37 años de cárcel

Pese a la durísima condena, se mostró muy desafiante y hasta le hizo gestos obscenos al público

Ni bien escuchó ayer que lo condenaban a 37 años de cárcel, Cristian Martínez Poch (54) sonrió con la boca cerrada, tomó agua, hizo buches y, enseguida, el gesto de “fuck you” hacia el público que le gritaba “hijo de puta, te vas a morir en la cárcel”.

Uno de los custodios le golpeó el hombro para que depusiera esa actitud, que no hizo más que revelar al hombre al que acababan de declarar culpable por abusar y violar a su ex novia y las dos hijas menores. El miró al guardia y se defendió: “Me están insultando”. Así, entre gritos, aplausos y una estampida de periodistas que buscaban una última palabra, retiraron a Martínez Poch de la sala de audiencias, casi a empujones.

Con una desbordante algarabía, este juicio oral que se inició el primero de agosto pasado, terminó ayer con la lectura y una didáctica explicación de lo más destacado del fallo, a cargo del presidente del Tribunal Oral en lo Criminal I de La Plata, Juan José Ruiz.

En la sala de audiencias de la planta baja del fuero penal de 8 y 57, colmada en gran parte por amigos y familiares de las víctimas, el magistrado detalló caso por caso y describió los delitos investigados, del que resultaron víctimas la abogada platense Vanessa Rial (43) y las dos hijas del imputado, por entonces menores de edad, identificadas como M.J. y M.P.

“Es un fallo ejemplar, hoy es el día más feliz de mi vida, ahora voy a empezar a vivir”, gritó emocionada Rial (ver página 19).

Luego corrió hacia el centro del estrado y se abrazó con el presidente del Tribunal. “Gracias, muchas gracias”, le dijo al juez, que parecía conmovido por la reacción.

Después se abrazó con su padre, que siguió la lectura del fallo junto a Vanessa, sus abogados Martina Raffetto y Julián Rimada; la fiscal Florencia Budiño; y el abogado de las jóvenes víctimas de este caso, Roberto Casorla Yalet.

El juez Ruiz, que contó con la adhesión de sus colegas del Tribunal, María Isabel Martiarena y Carmen Palacios Arias, explicó en primer término por qué se rechazó el planteo de inimputabilidad realizado por el defensor Martín Cerolini.

Destacó que “la mayoría de los médicos psiquiatras sostiene que los psicópatas son punibles y sólo una minoría, un veinte por ciento, sostiene la inimputabilidad”.

El juez describió que “Martínez Poch realizaba acciones para cubrir su delito y borrar las pruebas, las lavaba (a las víctimas) después de golpearlas y se hacía golpear por sus hijas, para que en caso de que sus ex parejas lo denunciaran, él también tuviera lesiones, es decir, entendía muy bien lo que hacía y quería de esa forma evitar la Justicia”.

El Tribunal dio por probado que “desde fines de agosto y hasta el 6 de septiembre de 2013, en un departamento de calle 23 número 1258, en un local bailable de calle 45 y en una casa que no se puede precisar, Martínez Poch abusó sexualmente de Rial accediéndola carnalmente vía oral, anal y vaginal, mediante violencia física, moral psicológica, amenazas, utilizando medios narcóticos, que generaron que la víctima no haya podido consentir libremente los actos referidos”.

También se concluyó que, “al menos en una oportunidad, estos hechos fueron realizados con la participación de otro sujeto de sexo masculino, amigo de Martínez, a quien la víctima fue obligada a practicarle sexo oral”.

“Configurando - se agrega en el fallo- estas conductas, por su duración en el tiempo y las circunstancias de su realización, un sometimiento gravemente ultrajante para la víctima, ocasionándole un grave daño en su salud mental”.

“Martínez Poch privó de su libertad a Rial, mediante violencias y amenazas de dar muerte a sus padres; en este contexto también abusó sexualmente de ella”, se explicó en el veredicto.

También se dio por probado que Martínez Poch “desde fecha no determinada y por espacio de varios años (al menos desde 2002 y hasta el 2008), facilitó y promovió la corrupción de sus hijas M. J. y M. P., menores de edad (desde los 7 y 6 años hasta los 15 y 14 años)”.

Ruiz detalló cómo el hombre abusó de las menores al obligarlas a presenciar sus actos sexuales y masturbaciones con otras mujeres, ver filmes pornográficos y manosear sus partes íntimas, apoyándoles incluso su pene erecto estando desnudos. Estos actos “resultaron ser gravemente ultrajantes para las mismas y un grave daño para su salud mental”, se afirmó en el fallo.

Martínez Poch fue autor de “privación ilegítima de la libertad agravada por violencia y amenazas en concurso real con abuso sexual con acceso carnal reiterado calificado con daño para la salud de la víctima, por la participación de dos o más personas, con sometimiento sexual ultrajante para la víctima Vanessa Rial”, se afirmó en la sentencia. Y también se lo condenó por “corrupción de menores agravada por violencia, amenazas e intimidación por el vínculo de parentesco, abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por daño a la salud mental”.

Debido a que los fundamentos del fallo tienen 200 páginas, Ruiz leyó un resumen de los hechos que dio por probado el tribunal para aplicar la pena de 37 años años al “Conde de la Noche”, como se lo conocía en los boliches platenses a Martínez Poch. El, mientras tanto, se reía.

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Si queda firme el fallo, Martínez Poch cumpliría recién ese año con las dos terceras partes de la condena y así podría acceder a una condicional. Estiman que no saldrá antes de que cumpla 70 años
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