“Por suerte no firmé en Serbia y terminé acá en Estudiantes”
| 13 de Septiembre de 2016 | 01:27

Por
martin cabrera
E l día después de su primer gol en La Plata fue especial. Desde ayer está recibiendo llamados de familiares y amigos. El domingo miró los programas deportivos y le pidió a un compañero que le compre el diario para leer al mediodía en el Country, donde vive hasta que termine de acondicionar su departamento en La Plata. Ignacio Bailone, el delantero de 22 años y 1,92 metros, que de repente se metió en la vida de los hinchas de Estudiantes, cuenta su presente en el Club pero también un pasado que vale la pena repasar.
Nació en Rosario y a los tres años se marchó para Mar del Plata. Al poco tiempo se volvió a mudar: Adrogué, primero y Martínez, después. Con edad de 9 años regresó a la Feliz, la última escala de papá Bailone, gerente de una empresa relacionada con la yerba mate.
En Mar del Plata hizo el colegio secundario en el Peralta Ramos, de los hermanos Maristas. En simultáneo jugó en las inferiores de Quilmes de aquella ciudad.
Papá Bailone y mamá Gladys tuvieron cuatro hijos. Nacho es el segundo. La más grande, también rosarina, se llama Virginia y es periodista. Los dos más pequeños son marplatenses y se llaman Mateo (14) y Agustín (15).
“El más chico cumplió años el domingo pero como mis viejos están de vacaciones no pudo venir. Le dediqué el gol”, contó luego de despertarse de una siesta sagrada, que además estuvo acompañada por un clima ideal para quedarse un rato más debajo del acolchado.
-¿Teniendo en cuenta tu altura nunca pensaste en jugar al basquet?
-No, porque la verdad es que de chico era el más petiso, el segundo de la fila. Era el zurdito habilidoso. No ganaba con el cuerpo nunca. Después pegué el estirón y cambió mi juego. Al principio era volante y recién después me probaron como delantero.
Cuando cumplió 18 años realizó una prueba en Lanús y quedó. Jugó en Quinta, Reserva y llegó a debutar en Primera con Guillermo Barros Schelotto como técnico. Formó parte del plantel Granate que ganó la Copa Sudamericana pero como no tenía el lugar que esperaba decidió irse.
-¿Quién te propuso ir a Serbia?
-Mi representante. Me pareció bien y viajé solo. Estuve un mes. Me sentía cómodo entrenando y jugando, pero no pudimos hacer el contrato y tuve que volverme. Con mi representante decidimos que lo mejor era volver.
-Se puede decir que fue una desgracia con suerte...
-Sí, tal cual. Fue una desgracia de la que hoy estoy agradecido. Al principio no la pasé nada bien cuando se pinchó esa posibilidad. Por suerte el fútbol tiene tantas idas y vueltas y acá estoy.
-¿Cómo llegaste a Estudiantes y qué balance hacés?
-Se dio rápido y después de un breve paso por Serbia. Lo ví con buenos ojos para tener una revancha en el fútbol argentino después de un paso por Lanús donde no tuve muchos minutos.
-¿Qué sabías de Estudiantes?
-Conocía el predio porque a los 15 años había venido a jugar un amistoso con Quilmes. En su momento me había encantado. Y tuve la posibilidad de venir a una prueba, pero mi papá siempre me dejó en claro que para dejar Mar del Plata primero tenía que terminar la secundaria. Y así fue, porque con 18 años recién cumplidos vine a Lanús.
-El gol a Tigre fue de empujón y el del domingo de cabeza. ¿Te quedás con el último, no?
-El de Tigre fue con la zurda y el de Sarmiento de pelota parada, aprovechando la altura.
-Hay una foto en el diario El Día que estás luchando con Schunke en ese jugada. ¿Se chocaron en el aire?
-Sí, la ví. Lo hablamos con el Flaco y nos quedamos sorprendidos lo pegados que estábamos en esa jugada. La verdad es que entro en velocidad y no lo veo a él.
-Qué partido raro el de Sarmiento. ¿Qué les pasó?
-No sé, cambiamos mucho de primer al segundo tiempo. En los primeros 45 minutos demostramos lo que queremos hacer y el juego que buscamos, siempre en campo rival y generando situaciones de gol. En el segundo no tuvimos peso ofensivo y fuimos imprecisos con la pelota. La cancha y el día pesado nos pasaron una mala pasada.
-¿Preferís jugar adentro del área o tirarte a los costados para conseguir la pelota?
-Puedo hacer las dos cosas, pero si me das a elegir prefiero generar las situaciones. No me gusta estar estático esperando la pelota.
-¿Te reprochás algo del penal pateado contra Unión?
-Lo ví varias veces después. Lo que me puedo reprochar es que anuncié mucho el palo. El remate me salió fuerte y esquinado. Me quedé muy caliente y triste por fallar ese penal.
-¿Cuánto significa para Estudiantes esta copa Sudamericana?
-El partido es muy importante para nosotros. Vamos a ir pensando que estamos empatando. La diferencia es muy chica.
-¿Cómo es vivir en el Country?
- Muy lindo. El lugar es hermoso. En definitiva, es como llevar un mes concentrado, je.
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