Un loco entre Cervantes y Shakespeare

Por

Irene Bianchi

“Cardenio”, de William Shakespeare y John Fletcher, adaptado por Patricio Orozco. Elenco: Arturo Bonín, Talo Siveyra, Pablo Mariuzzi, Florencio Laborda, Mercedes Lambre, Felipe Colombo, Ariadna Asturzzi, Ernesto Larresse, Agustin Maradei, Marcos Woinski, Mariano Porras. Dirección musical: Héctor Romero. Realización de escenografía: Rosa Cohen. Vestuario: Mini Zuccheri. Fotografía: Tadeo Jones. Producción: Manuel Burak. Dirección: Patricio Orozco. Teatro 25 de Mayo, Avda Triunvirato 4.444. Sábados y domingos 20 hs. Entrada general $150. Domingos: jubilados $100.

Resulta curioso que dos gigantes de las letras como Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare fuesen coetáneos y muriesen el mismo año, 1616. ¿Qué mejor estímulo entonces para acercarse a la obra de ambos, y mejor aún, si se tiene la fortuna de dar con un texto gestado por el primero y recreado por el segundo?

“Cardenio” aparece en el capítulo 23 de “Don Quijote de la Mancha”. El Hidalgo Caballero y su fiel ladero se topan con el andrajoso Cardenio, deambulando por la Sierra Morena, totalmente fuera de sí, en estado deplorable, abrumado por la traición de su mejor amigo, que le ha birlado la dama, de quien está perdidamente enamorado.

LOCOS Y DESAFORADOS

Se dice que tanto Shakespeare como Cervantes tenían una particular afición y predilección por los personajes locos, bizarros, desaforados, desquiciados. Shakespeare lee la versión inglesa, “Don Quixote”, con traducción de John Shelton, publicada en 1612, y en colaboración con el dramaturgo John Fletcher (quien corría con la ventaja de hablar español), recrean las desventuras de Cardenio. Este Shakespeare cervantino se estrena como “Historia de Cardenio”, y se cree que fue representada por los “King’s Men” al menos en dos ocasiones.

Supuestamente el texto se pierde al incendiarse el teatro “The Globe”, pero el editor Humphrey Moseley lo encuentra en 1653, todo lo cual es absolutamente incomprobable, aunque posible. “Se non è vero, è ben trovato”.

Lo cierto y tangible es que el director Patricio Orozco, seducido por esta pieza, tras largo y arduo trabajo de traducción, adaptación y reescritura, ofrece hoy una deliciosa versión de “Cardenio” en el bellísimo Teatro 25 de Mayo, en el barrio de Villa Urquiza, sala donde, según la leyenda, cantó el mismísimo Carlitos Gardel.

IRREVERENCIA

Indudablemente, a Shakespeare le hubiera gustado ver una puesta tan fresca, desacartonada, irreverente y juguetona como ésta. Porque precisamente ése era el espíritu que regía su pluma, muy distante de la solemnidad y excesivo respeto con los que se suele abordar su dramaturgia.

“Cardenio” habla de la amistad, del amor puro, del honor, las pasiones, la fidelidad, los celos, la traición, el interés espúreo, el deseo, la virtud, la obediencia, la locura.

Arturo Bonín se desdobla en el narrador y el Duque, padre de “Fernando” (Talo Silveyra), un “gigoló” que no deja títere con cabeza, y de “Pedro” (Agustín Maradei), el hijo más sensato y componedor. Felipe Colombo es el infortunado “Cardenio”, perdidamente enamorado de “Luscinda” (Ariadna Asturzzi), cuyo padre, “Don Bernardo” (Ernesto Larresse) la obliga a contraer nupcias con el picaflor Fernando, quien ya ultrajó y descartó a “Dorotea” (Mercedes Lambre), entre tantas otras. Marcos Woinski es “Don Camilo”, padre de Cardenio, enfrentado ahora con el padre de Luscinda. Mariano Porras es un ciudadano que oficia de correo, mientras que Pablo Mariuzzi y Florencio Laborda se multiplican en simpáticos personajes.

En un elenco muy sólido y homogéneo, en el que actores y actrices se lucen por igual, subrayamos la gracia y el histrionismo del pícaro “Fernando” que compone Talo Silveyra. Sus laderos, Mariuzzi y Laborda, no se quedan atrás. Bella voz la de Mercedes Lambre, la dama engañada, y muy lograda su transición a campesino.

Patricio Orozco apuesta al humor franco y al anacronismo cuando incorpora canciones contemporáneas, flamenco, generando carcajadas y complicidad. También el vestuario juega entre lo isabelino y lo actual, acercando la obra a nuestros días y apuntando a la atemporalidad de la temática.

Otro acierto: el decorado, plano, unidimensional, que los ayudantes de escena ponen y sacan con absoluta naturalidad, y que ambienta con ingenio, economía y funcionalidad.

“Cardenio”: imperdible cita en una sala emblemática.

Ariadna Asturzzi
Arturo Bonín
Felipe Colombo
Florencio Laborda
John Fletcher
Mercedes Lambre
Pablo Mariuzzi
Patricio Orozco
Talo Siveyra
William Shakespeare

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