Estudiantes llega más sólido, aunque nada le garantiza que no pueda sufrir
| 28 de Septiembre de 2016 | 01:36

Por MARTIN MENDINUETAOPINION
Si el fútbol fuera sencillo de predecir no existirían ahora las casas de apuestas con inversores millonarios, ni antes se hubiera implementado el legendario PRODE (concurso de pronósticos deportivos). Como todavía gobierna la incógnita, el interés popular lo sigue convirtiendo en el deporte más cautivante. Su enorme poder de seducción radica en que muchísimas veces los desarrollos de los partidos, y también los resultados, no respetan tendencias, estadísticas ni aquello que la mayoría del público cree con fuerza de verdad absoluta. En este juego todo puede pasar y eso lo hace sencillamente mágico. Unico. Superior.
EL FAVORITO
Viendo lo que tiene y lo que le falta a cada uno, Estudiantes (en este caso el huésped) asoma como el más fuerte. Así lo expresa su “boletín perfecto” en la tabla de posiciones, su excelente campaña en el torneo anterior y, en menor medida, la prestación colectiva que viene mostrando. Es cierto también que el fútbol no concibe equipos perfectos, y el dirigido por Nelson Vivas está bastante lejos de semejante presunción.
Lo mejor que tiene el “León” es la seriedad como rasgo distintivo. Está bien plantado en el campo. Defiende con oficio y rigor. Tiene eficacia en el juego aéreo y edifica su identidad de atrás hacia adelante
Ante Temperley ganó muy bien sin haber jugado muy bien. Lo que parece una frase contradictoria resume con justicia lo ocurrido en su última presentación. Se impuso tres a cero, Andújar (hombre clave para inclinar a favor del Pincha la balanza de las jerarquías individuales) no tapó ninguna pelota muy difícil y, sin embargo, el rendimiento colectivo quedó en deuda.
Lo mejor que tiene el “León” es la seriedad como rasgo distintivo. Está bien plantado en el campo. Defiende con oficio y rigor. Tiene eficacia en el juego aéreo y edifica su identidad de atrás hacia adelante.
Le falta un conductor, alguien que tenga el GPS del partido, y eso se le vuelve muy en contra cuando el rival consigue formar un bloque compacto utilizando muchos hombres con escasa distancia entre ellos.
Tampoco tiene un goleador del estilo Palermo, Boselli, Pavone o Ernesto Farías. Y para soñar en grande se necesita un artillero temible.
En el clásico anterior (ya estaba Alfaro en Gimnasia) Estudiantes también tenía esas características e hizo casi nada. Aquella vez quedó claramente en deuda. Prácticamente no pateó al arco. Lució incómodo, como si el ímpetu renovado del “Lobo” lo hubiera desbordado. Aquella vez también era considerado el mejor de los dos y estuvo más cerca de perder que de ganar.
EL QUE NECESITA PROTEGERSE MEJOR
Gimnasia, por decisión de su director técnico, cambió demasiado el plantel. Este es un equipo nuevo y, como tal, está aprendiendo a “caminar”. Tiene algunos hombres interesantes (Perdomo, Carrera y ahora se destacó Ibáñez), pero le falta cohesión, funcionamiento y lo que se denomina oficio (saber qué hacer en cada circunstancia del partido).
Lo mejor del “Lobo” está adelante. La aparición de Nicolás Ibáñez, un gran acierto de Alfaro, significó un baño de frescura y potencia. El pibe tiene “hambre de gloria” y se le nota sólo con verlo correr
Lo más flojo está atrás. Por momentos, su manera de defender presenta rasgos suicidas. El nivel del peruano Christian Ramos exaspera a los hinchas y, seguramente, le debe poner los “pelos de punta” al entrenador. Ramos no ofrece el nivel apropiado como para jugar el clásico de titular. Alfaro debiera elegir entre Romero, Guanini, Gorga y Ceceri a los dos zagueros que se ubicarán delante de Alexis Martín Arias. La última línea requiere ser intervenida en forma urgente y en ese contexto resulta alentador el regreso a la banda derecha de Facundo Oreja.
En el mediocampo, Gimnasia también necesita un guía y hoy el mejor que tiene es “Chirola” Romero. Alguien tiene que ordenar el tránsito de la pelota, porque con correr y marcar de local no alcanza.
Lo mejor del “Lobo” está adelante. La aparición de Nicolás Ibáñez (un gran acierto de Alfaro) significó un baño de frescura y potencia. El pibe tiene “hambre de gloria” y se le nota sólo con verlo correr. Eso ya lo hace peligroso. El primer gol que le hizo a Arsenal fue propio de un delantero más que respetable.
LA CIUDAD LO ESPERA
Es verdad que ya lo están jugando. Cerrando puertas, analizando variantes, haciendo pruebas y acumulando nervios, los dos matizan la espera imaginando escenas felices en el gran episodio de noventa minutos. Tengamos confianza en que valdrá la pena dedicarse el domingo a vivir “en estado de clásico”.
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