Un momento que ya empieza a preocupar a todos en el Lobo

¿Dónde está el límite entre la convicción y el capricho? ¿Puede seguir jugando con esa misma idea? Los interrogantes

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MENDOZA
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Este Gimnasia sigue a los tumbos. El equipo había entusiasmado por su capacidad de fuego en el debut, aún en el marco de los groseros errores defensivos que había evidenciado en Florencio Varela. Sin embargo, y a contramano de lo que se esperaba, lejos de ir mejorando sus prestaciones, el elenco de Mariano Soso cayó en una involución que ya preocupa a propios y extraños en el mundo Gimnasia.

El Lobo parece haber caído en un círculo vicioso producto del empecinamiento del entrenador en apostar por una forma de jugar que, a la luz de los resultados, no es la apropiada para los jugadores que actualmente forman parte del plantel.

No se trata, en absoluto, de invalidar las convicciones de Mariano Soso. Por el contrario, es menester destacar que, por sobre todas las cosas, en el fútbol, como en cualquier otro deporte competitivo, lo que se busca es la eficacia. Y si las formas empleadas alejan al equipo de la eficiencia, pues no queda otra camino que apartarse de ellas, si la idea es evitar estrellarse. Caso contrario, más que convicciones, determinadas decisiones se emparentan más con lo que en el fútbol suele definirse como un capricho.

¿Cuáles? Prescindir de uno de los mejores volantes centrales del fútbol argentino para ponerlo como líbero (un puesto en el que acumula más errores que aciertos), insistir con un equipo permeable por todos lados a la hora de defender y no saber dilucidar cuándo las acciones ameritan una salida prolija y con balón dominado desde atrás o cuándo se impone la opción de saltar línea con envíos largos.

Gimnasia es el equipo más goleado de la Superliga y la preocupación va en aumento. El club apostó todo por Soso, pero por ahora las soluciones no aparecen.

 

 

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