Cada vez más mujeres eligen calzarse los guantes para entrenar
Edición Impresa | 29 de Octubre de 2017 | 06:56

Aunque la lucha por la equidad de género no está saldada y sigue librándose día a día, no cabe duda de que las mujeres lograron grandes conquistas. Romper con algunos prejuicios significó un gran avance en ese sentido. Lo saben bien las que patean los viejos arquetipos de género para calzarse los guantes de boxeo.
Cada vez más mujeres eligen practicar deportes de contacto, que suponen lucha -o, al menos, técnicas- y que tradicionalmente se asociaron al género masculino.
“La mayoría de las mujeres eligen algunas de estas disciplinas de forma recreativa. Por ahí vienen con algún objetivo específico, pero después también se enganchan con la técnica”, cuenta Melisa Castillo, profesora de kick-boxing y Muay Thai (boxeo tailandés).
“La mayoría de las mujeres eligen algunas de estas disciplinas de forma recreativa. Por ahí vienen con algún objetivo específico, pero después también se enganchan con la técnica”
Bajar de peso, desestresarse, aprender técnicas de defensa personal o participar de competencias figura entre los principales objetivos que persiguen las chicas que se calzan los guantes.
“Es un deporte machista: siempre hubo más hombres que mujeres, pero en los últimos años se fueron sumando más mujeres. Y ahora hay menos prejuicio que antes, ya no se cuestiona tanto que las mujeres se interesen por este tipo de entrenamiento”, afirma Melisa, que da clases desde hace 17 años.
La profesora, desde que recuerda, se sintió atraída por las artes marciales. Empezó Muay Thai incentivada por su hermana, que la veía muy desvalida físicamente (por lo menudita) y quería que aprendiera alguna disciplina que la ayudase a defenderse. En 2015 fue a competir a Tailandia y salió cuarta en el mundo.
La franja de chicas que se enganchan con la disciplina es amplía: de los 5 a los 60 años. Aunque el grueso de las alumnas va desde los 20 a los 40.
Juliana Rojas (13), que además de piano y modelaje practica Muay Thai, cuenta: “Empecé hace cuatro meses porque quería aprender a defenderme y me encantó la actividad. Mis compañeras y compañeros de la escuela me piden que les muestre la técnica de los golpes”.
En casi todos los casos, el entrenamiento de boxeo es mixto, aunque para las prácticas de combate se suelen armar parejas de contrincantes del mismo sexo, aunque esto no es indispensable ni siempre sucede.
“Vengo con amigos y me disperso. Antes de empezar tenía un poco de prejuicio, porque el boxeo se considera una actividad masculina. Tenía miedo de que se me desarrollaran mucho los músculos, pero cuando empecé me di cuenta que nada que ver. El cuerpo me cambió para bien, adelgacé y tonifiqué músculos”, dice Laura Angeletti (37) que, desde hace un año, practica boxeo tres veces por semana.
“Ahora el prejuicio lo tienen los demás. A muchos les resulta raro que elija este entrenamiento”, agrega Laura, que, aunque se ejercita con la técnica del deporte, no pretende subir al ring para enfrentarse, en competencia, con otra.
La mayoría de las mujeres elige la práctica porque supone un buen entrenamiento pero no quieren recibir golpes. Si no se enfrentan en combate los riesgos de lesión son mínimos: los mismos que existen en cualquier deporte que se practique.
Silvio Rotela es técnico de boxeo, durante 2007 y 2013 fue parte de la selección argentina de box y actualmente es preparador físico. Sostiene que las posibilidades de lesión son mínimas porque las exigencias se van dando de forma progresiva. “Es importante usar guantes o guantines (son más chicos), y los que están más avanzados (y pelean) usan cabezal, protector bucal y protector inguinal”, dice.
El entrenamiento de boxeo implica un trabajo aeróbico intenso y además exige disciplina y concentración. Por otra parte, uno de sus principales atractivos es que suele resultar entretenido, motivo por el que la hora de clase “pasa rápido” y se disfruta.
“Algunas de mis alumnas son sumisas, le tienen miedo al combate y hacen sólo el entrenamiento. Otras, en cambio, entrenan pensando en subir a un ring. Las que compiten tienen una exigencia mayor”, dice Castillo, y agrega: “Se trabaja la resistencia y la tonicidad de los músculos. Para la mayoría es un cable a tierra”.
LA DISCIPLINA QUE ESTUVO PROHIBIDA PARA “ELLAS”
El 23 de mayo del año pasado, la legislatura porteña promulgó el “Día del boxeo femenino”, a 15 años de que se oficializara la práctica en la Argentina. La disciplina se reglamentó en Estados Unidos a comienzos de los ‘90 y dejó de estar prohibida para las mujeres en nuestro país en 2001.
El 5 de diciembre de 1997, Marcela Acuña (que después sería conocida como “La Tigresa”), una formoseña de 21 años, se enfrentó en una pelea a Christy Martin. Esa noche sentó las bases para que cuatro años más tarde -el 25 de marzo de 2001- la Federación Argentina de Box (FAB) oficializara su reglamentación en el país.
Quienes se oponían a que el deporte también fuera practicado por mujeres aducían que era “una aberración desde lo estético” y una “peligrosa rareza desde el punto de vista médico”.
El entrenamiento de boxeo es mixto, aunque para las prácticas de combate se suelen armar parejas de contrincantes del mismo sexo
Entre las principales ventajas que las mujeres encuentran en el entrenamiento figura que tonifica abdomen, piernas y brazos; y se puede llegar a quemar hasta 900 calorías por clase y el ejercicio aeróbico permite liberar tensión y adrenalina.
Rocío Chironda (23) empezó a entrenar hace dos meses: “Buscaba aprender defensa personal, pero cada vez me gusta más y no descarto la posibilidad de pelear, pero más adelante. Recién estoy empezando”, dice, y cuenta que su novio también practica Muay Thai y que a sus amigos les parece “copado” que practiquen esa disciplina.
A Lucía Pazos siempre le interesaron las artes marciales y decidió empezar boxeo tailandés con una amiga: “Me pasó lo mismo que a la mayoría. Buscaba aprender algo que me sirviera de defensa personal, pero después me terminó interesando la actividad en sí misma”.
Rotela cuenta que el proporcional de las mujeres interesadas en la disciplina fue creciendo notablemente a partir de los últimos 10 años. “Ahora el 40 por ciento de las alumnas son mujeres”, afirma.
“La mayoría quiere hacer boxeo recreativo. No les interesa pelear, sino más bien el entrenamiento”
“Todos los que vienen tienen el mismo objetivo: tonificar los músculos y entrenar de una manera que les resulte divertida. La mayoría se aburre en los gimnasios tradicionales. Pero son pocos los que buscan boxeo de contacto, la mayoría quiere hacer boxeo recreativo. No les interesa pelear, sino más bien el entrenamiento”, dice el profesor.
Según Rotela, una diferencia entre hombres y mujeres es que ellas mejoran mucho más rápido la tonicidad muscular y también ganan fuerza.
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