Los fumadores sociales también tienen riesgo de desarrollar cáncer de pulmón
Edición Impresa | 16 de Noviembre de 2017 | 04:35

Aunque en general las personas que fuman socialmente -en ocasiones puntuales o sólo cuando se juntan con otros fumadores- creen que esa conducta las mantiene a salvo de que su consumo derive en un cáncer de pulmón, la realidad dista de ser así. Ya fumen poco o mucho, miles de fumadores mueren cada año como consecuencia de su exposición a las sustancias nocivas que emana el cigarrillo, las que disparan tanto el riesgo de tumores como de sufrir una enfermedad cardiovascular.
De ahí que al conmemorarse mañana el Día Mundial del Cáncer de Pulmón, oncólogos y neumonólogos coinciden al advertir que “si bien cuanto más se fuma, mayor será el riesgo de desarrollar la enfermedad, no hay consumo de tabaco que sea seguro ni grado de exposición al humo que no resulte de alguna manera perjudicial”.
“Los llamados fumadores sociales, aquellos que no lo hacen todos los días o quienes no superan los diez cigarrillos diarios, presentan casi tanto riesgo de enfermedad que los fumadores activos”, sostiene el doctor Ernesto Crescenti, director del instituto de inmunooncología homónimo.
Como se sabe desde hace años, el tabaquismo constituye el principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer y causa aproximadamente el 22 por ciento de las muertes por esta enfermedad en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. De hecho, casi la mitad de los fumadores muere a causa del consumo de tabaco, que mata a más de 7 millones de personas al año, indican desde la OMS.
5 MIL SUSTANCIAS QUIMICAS
Al inhalar el humo de un cigarrillo, el fumador absorbe a través de sus mucosas cerca de 5.000 sustancias químicas diferentes, un 90 por ciento de las cuales son cancerígenas o se sospecha que potencialmente lo podrían ser.
Estas sustancias cancerígenas pueden modificar las moléculas de ADN provocando así que la división celular regulada por el organismo en base a la propia herencia genética se descontrole.
De este modo puede llegar a producirse con el tiempo una formación de células excesiva, es decir, puede aparecer un tumor. Y aunque el organismo cuenta con posibilidades de subsanar ese daño del ADN, estos mecanismos de reparación se encuentren restringidos en las personas que fuman a causa de las sustancias tóxicas absorbidas al hacerlo.
Por otra parte, si bien el humo del tabaco daña el ADN allí donde entra en contacto directamente con los tejidos de la boca y los pulmones, sus sustancias cancerígenas pueden circular por todo el cuerpo y conducir a la formación de tumores en otras partes. De ahí que los fumadores tienen también un riesgo más alto de desarrollar cáncer de páncreas, vejiga, cuello uterino y riñón.
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