El palacio glamoroso del gobernador D’Amico, hoy sede del Arzobispado

Lució pocos años después de la fundación con artificios y magnificencia dignos de un virrey. Son indiscutibles los encantos del edificio, y una gloria para los sentidos, el buen gusto con que fue hecho

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FICHA
Proyectistas:Leopoldo Roncchi
Dirección: calle 14 entre 53 y 54
Fecha de Proyecto: 1884
Fecha de construcción: 1884

El Palacio D’Amico, de estilo renacentista, fue obra del arquitecto Leopoldo Roncchi por iniciativa del entonces gobernador D’Amico.

Fue diseñado para su propia residencia cuando la ciudad recién surgía a la luz tímida y humilde de la provincia de Buenos Aires, y los primeros ladrillos de los hornos implantados en su cercanía hacían base lenta y meditada a la futura Catedral. El préstamo para construir su propiedad lo obtuvo el 11 de septiembre de 1884.

El Palacio lució pocos años después de la fundación con artificios y magnificencia dignos de un virrey. Son indiscutibles los encantos del edificio, y una gloria para los sentidos, el buen gusto con que fue hecho.

Jerárquicos Zaguanes y vestíbulos en bóveda, gran comedor techado sobre yeso en cuadros al óleo, paredes abiertas por galerías, aparadores anexados de nogal, piso de mosaico, fresno y palo de rosa, puertas de nogal y cedro.

Abriendo hacia la calle la sala de vitrales, el salón de juegos, estufa en comedor de mármol, un comedor dando al jardín con viveros de plantas, y duplicando tanto lujo y hermosura, un espejo biselado en la pared. En el tercer piso diez dormitorios que hoy servirían para habitar cómodamente.

Hoy el palacio D´Amico es la curia y fue adaptado para ese destino

Un mirador accedía a tres terrazas mediante escalera caracol a la azotea de techos de pizarra, otra conducía al subsuelo: pasamos de hierro y descansos de mármol de 33 escalones descendían a una pieza laboratorio, baños con seis bañaderas, cocina de baldosas blancas hasta el techo, calentador-lavavajilla y calentador a carbón y leña.

Lagos, los cisnes, los jardines interiores, las grutas con juegos de agua e invernaderos formaban parte de la composición total del Palacio.

El gobernador se dio el gusto de ofrecer saraos y grandes recepciones que dejaban absortos a los invitados procedentes de lo más ganado de la aristocracia porteña. Y así fluyeron luces de esas estatuas de bronce y de mármol adosadas a las escaleras sobre pedestales de madera.

Hoy el palacio D’Amico es la Curia y fue adaptado a un destino diferente: oficinas y lugares de trabajo acordes con las necesidades eclesiásticas. Fue adquirido en remate público en la suma de 138.000 pesos moneda nacional el 16 de abril de 1907 por el obispo Dr. Juan M. Terrero con los fines que ahora cumple.

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