Varios niños y una embarazada de 8 meses, entre las víctimas del horror
Edición Impresa | 7 de Noviembre de 2017 | 04:06

SUTHERLAND SPRINGS
Más de una decena de niños y una mujer embarazada de ocho meses forman parte de la lista de 26 víctimas fatales de la mayor matanza de la historia de Texas (EE UU), perpetrada el domingo en el templo de la Primera Iglesia Bautista de la pequeña localidad de Sutherland Springs.
Pese a que no existe aún una lista oficial con los nombres de las víctimas de Devin Kelley, el autor de la masacre, sus familiares y amigos confirmaron a varios medios locales la desaparición de sus seres queridos tras el trágico suceso.
Annabelle Pomeroy, una adolescente de 14 años e hija del pastor de la parroquia atacada, Frank Pomeroy, fue la primera víctima del ataque confirmada por su propio padre, que el domingo se encontraba de viaje con su esposa en el estado vecino de Oklahoma. “Era una niña muy bella y especial”, declaró el pastor.
El tiroteo indiscriminado dentro de la iglesia bautista fue perpetrado por Kelley, un joven blanco de 26 años que mató a tiros a 26 personas inocentes e hirió a otras 20, incluyendo a diez que permanecen internadas en estado crítico.
La tragedia se cebó especialmente con la familia Holcombe, residente en Sutherland Springs, que perdió a ocho de sus integrantes de tres generaciones distintas, que como cada domingo habían ido al oficio religioso de una de las iglesias del pueblo.
De hecho, uno de los integrantes de la familia, Bryan Holcombe (60), fue hasta el domingo pastor asociado de la parroquia y se disponía a subir al púlpito para dirigirse a la congregación cuando Kelley empezó a disparar, según explicaron sus padres a la prensa después de confirmar su muerte.
Junto a Bryan fue asesinada la que fue su esposa durante cuatro décadas, Karla (58), y uno de los hijos del matrimonio, Marc Daniel (36). La pequeña Noah (1), hija de Marc Daniel, también está en la lista de fallecidos. Otro hijo de Bryan y Karla, John, sobrevivió al ataque, una suerte que no corrió su mujer embarazada de ocho meses, Crystal, y tres de sus cinco hijos.
Otras víctimas de la masacre fueron los pequeños Emily, Megan y Greg, que murieron tras ser alcanzados por las balas de Kelley, un ex soldado que había sido expulsado de las Fuerza Aérea.
El rango de edad de las personas fallecidas, que va desde los 17 meses hasta los 77 años, hace evidente que el tirador buscó, sin piedad, hacer el mayor daño posible.
Otra vecina de Sutherland Springs, Sandy Ward, relató que cuatro de sus nietos y su nuera estaban en la iglesia durante el tiroteo. La nuera, Joan (30), y los pequeños Brooke (5) y Emily (7), también perdieron la vida. La tía de los pequeños, Leslie Ward, se acercó a la escena del crimen después de oír numerosos tiros desde su casa, ubicada a pocos metros de la iglesia. “Encontré a mi sobrino Ryland -ahora en estado crítico- dentro de la parroquia luchando por su vida”, indicó Ward, y añadió: “Fue terrible, había cuerpos por todos lados”.
Compuesta básicamente por una oficina de correos, un centro comunitario, un almacén de ramos generales, un taller mecánico, dos estaciones de servicio, las casas de los vecinos y un par de iglesias, entre ellas la de la matanza, Sutherland Springs era hasta este domingo una tranquila comunidad en la que nunca pasaba nada. (EFE)
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