El “mercadeo” de los ambulantes es un mal sin solución en las plazas céntricas
Edición Impresa | 9 de Noviembre de 2017 | 02:10

Desde hace años, varias veces a la semana, se observa una feria de todo tipo de productos en la plaza San Martín. Pese a que ese tipo de actividad en la vía pública está expresamente prohibida por la legislación municipal, allí es posible desde comer un choripán hasta comprar un par de zapatos usados.
Los vendedores, que suelen denominarse como microemprendedores, tiempo atrás se concentraban en la explanada del Pasaje Dardo Rocha, pero desde hace unos dos años fueron ganando terreno en diferentes veredas de la plaza. Eso ocurre tres veces por semana y en los horarios de mayor concentración de peatones, o sea desde media mañana hasta el atardecer.
Venta de frutas y verduras en casi todos los sectores del centro; remeras, películas, paraguas, golosinas son algunos de los productos que se ofrecen desde los improvisados puestos.
En ese contexto, la actividad de los ambulantes con puestos fijos enciende el airado rechazo de los comerciantes porque, dicen, deben competir con quienes sin mas recurso que una manta y un par de productos, se asientan en lugares clave de la Ciudad, mientras ellos están obligados a cumplir con las responsabilidades de tener todo en regla y los impuestos al día.
Una situación similar se vive los fines de semana en el Parque Saavedra donde decenas de manteros copan las veredas y parte de los jardines para exhibir películas en DVD, artesanías, ropa, muebles usados, herramientas, juguetes, calzado y hasta alimentos.
La ocupación del espacio público y la concentración que promueve esa feria, transformándola en un sitio de mercadeo, hace que quienes desean disfrutar de una caminata tranquila o compartir una tarde de juegos con sus hijos, deban desistir ante el temor a terminar impactando contra los puestos.
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