Trump recibe en China una bienvenida de corte imperial

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BEIJING

Los presidentes de China, Xi Jinping, y de EE UU, Donald Trump, escenificaron ayer en el antiguo palacio imperial de Beijing el buen momento de relaciones entre las dos grandes potencias, en el primer día de visita del mandatario norteamericano a China.

Xi fue recibido por Trump en abril pasado en su lujosa mansión de Mar-a-Lago, en Florida, y el protocolo del país asiático entendió que para igualar el gesto hacía falta un escenario no menos fastuoso, así que Xi dio la bienvenida a su par estadounidense en la Ciudad Prohibida, algo muy poco habitual.

Poco después de que el Air Force One llegara al aeropuerto de Beijing procedente de la base aérea surcoreana de Osan, Trump y su esposa Melania se subieron al Cadillac presidencial blindado (también conocido como La Bestia) y viajaron al palacio seguidos por una comitiva de casi un centenar de vehículos.

En este monumento del siglo XV, situado justo al norte de la Plaza de Tiananmen y que sirvió hasta 1911 de residencia y centro de gobierno de los emperadores Ming y Qing, Xi y su esposa Peng Liyuan, una famosa soprano en su país, recibieron a los Trump a la entrada del Salón de los Tesoros.

Los dos líderes y sus esposas disfrutaron a continuación de una tradicional taza de té, en un acto distendido con el sobrio y elegante fondo de una acuarela china, sentados los cuatro en antiguos muebles de diseño oriental.

Trump enseñó a Xi, con su teléfono celular, un vídeo de su nieta Arabella recitando en chino (esta vez la hija de Ivanka Trump no pudo hacerlo en persona, como hace medio año en Mar-a-Lago) y el mandatario asiático aseguró que la niña ya era famosa en China y merecía la máxima nota de sus profesores por su dominio del mandarín.

Tras el té, las dos parejas recorrieron diversas estancias de la Ciudad Prohibida, un monumento de 9.999 habitaciones, según la leyenda, que cada día visitan decenas de miles de turistas, pero que estaba vacío para la ocasión por motivos de seguridad.

Melania, vestida de riguroso negro, pasó algunos apuros para caminar por los adoquines que componen los suelos en los inmensos patios interiores del palacio con sus altos tacos aguja, aunque fue peor para un fotógrafo de la comitiva, que tropezó con el empedrado y se rompió los anteojos y la cámara.

Los mandatarios y sus esposas presenciaron también un espectáculo de ópera tradicional china y compartieron una cena de gala.

El familiar recibimiento de Xi y su esposa al matrimonio Trump es poco habitual en visitas de Estado en China. Hoy, Xi y Trump se volverán a encontrar y se espera que China y EE UU firmen importantes acuerdos comerciales. (EFE y AP)

 

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