Merkel se prepara para reunirse con Trump, en un choque de estilos

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Angela Merkel es medida y cautelosa, una física de la Alemania Oriental que calibra sus tiempos para tomar decisiones y que nunca disfrutó con la atención generada por ser la persona más poderosa de Europa. Donald Trump es un magnate inmobiliario neoyorquino que parece no medir sus palabras y que disfruta siendo el centro de atención.

Es difícil imaginar a dos líderes más diferentes, en estilo o contenido, que la canciller alemana y el nuevo presidente de EE UU.

Ambos líderes se reunirán mañana martes por primera vez, en un encuentro de alto nivel que será seguido por los gobiernos de todo el mundo en busca de señales sobre el futuro de la alianza transatlántica OTAN, una asociación que ha ayudado a conformar el orden mundial desde la II Guerra, pero que Trump ha amenazado con modificar.

Según expertos, es poco probable que ambos líderes se conviertan en buenos amigos dadas su enormes diferencias, pero sí tienen gran interés, tanto a nivel político como estratégico, de aprender a trabajar juntos.

PREPARACION INTENSA

Funcionarios alemanes afirman que Merkel, de 62 años, se ha estado preparando intensamente para su viaje a Washington. Ha leído los discursos de Trump y sus entrevistas, incluyendo una con la revista Playboy en 1990 en la que plantea muchas de las polémicas ideas que ahora trata de implementar como mandatario.

Los miembros de su comitiva también analizaron los encuentros de Trump con otros líderes -la británica Theresa May, el japonés Shinzo Abe y el canadiense Justin Trudeau- y tuvieron intercambios con algunos de sus pares sobre cómo manejar al impredecible millonario. “Tenemos que estar preparados para el hecho de que a él no le gusta escuchar durante mucho tiempo, a que prefiere posiciones claras y a que no desea ahondar en detalles”, deslizó un alto funcionario alemán.

Tanto en política económica como en política exterior, la división entre las visiones de Merkel y Trump parece enorme. Trump, de 70 años, calificó la decisión de Merkel de recibir en Alemania a cientos de miles de refugiados como un “error catastrófico”. También amenazó con imponer aranceles a los fabricantes de autos alemanes que importan al mercado estadounidense y criticó a Berlín por no gastar más en defensa. Otra fuente de tensión es el superávit comercial de 50.000 millones de euros de Alemania con EE UU. El asesor de Trump Peter Navarro ha acusado a Alemania de lograr ventajas comerciales injustas a través de un euro más débil. Merkel y sus ministros, por su parte, han señalado que el Banco Central Europeo -y no Berlín- controla el destino de la moneda del bloque.

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