Un prolongado conflicto que otra vez dejó a pie a miles de pasajeros

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El grave episodio del jueves a la noche en el que se vieron micros dañados, pasajeros que fueron bajados por la fuerza de las unidades, y choferes en peligro fue un “déjà-vu” del 1 de noviembre pasado.

Ese día, una idéntica secuencia de episodios a la que se vivió anteanoche puso en jaque al sistema urbano de transporte: prolongado conflicto entre choferes y la empresa que gestiona la línea Este; ocupación del parador de ruta 11 y 610; desalojo ordenado por la Justicia; ataques vandálicos a unidades en el centro local y paro sorpresivo de la UTA ante la “falta de garantías” para que el resto de los choferes puedan cumplir con su servicio.

Una vez más, son los pasajeros quienes quedaron de rehenes de la protesta. Durante casi toda la semana alrededor de 70.000 usuarios del sistema urbano de transporte –básicamente aquellos que habitan en Villa Elvira, Villa Garibaldi, Parque Sicardi, Barrio La Hermosura e Ignacio Correa- se vieron privados completamente del servicio.

Al igual que ocurrió meses atrás, esta situación les provocó enorme incertidumbre. Obligó a los pasajeros a realizar largas caminatas para acudir a las paradas de otras líneas o a juntarse entre ellos para contratar un taxi o remis, entre otras alternativas a las que recurren para poder viajar.

Anteanoche también fueron damnificados los usuarios de otras líneas, cuando en el marco de las inusitada violencia del conflicto, se resolvió un paro general de micros en la Ciudad que se prolongó por 12 horas (ver nota principal).

 

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