Aguer: “el matrimonio natural se derrumbó”

El prelado platense señaló que “la concepción cristiana de la familia ya no brilla en la sociedad”

Edición Impresa

El arzobispo de nuestra ciudad, monseñor Héctor Aguer, afirmó ayer, a través de un documento emitido en el marco del miércoles de ceniza, que “el matrimonio basado en el orden natural se derrumbó estrepitosamente en pocos años”, y destacó que “la concepción cristiana del matrimonio y la familia, en su dimensión natural y sobrenatural, ya no brilla en la sociedad argentina”.

Al dar a conocer ayer el documento “Vocación y vocaciones en la Iglesia. Reflexiones pastorales para el Año Vocacional”, el prelado platense sostuvo que “ese edificio basado en el orden natural se derrumbó estrepitosamente en pocos años: la aprobación del divorcio durante el gobierno del presidente Alfonsín, y la más reciente sanción de la ley de “matrimonio igualitario”, que debemos a la gestión Kirchner. Súmense a ello diversas disposiciones sobre educación sexual y la reforma del Código Civil, que ha hecho del matrimonio un rejunte provisorio”.

En adhesión al Año Vocacional Arquidiocesano, Aguer resaltó que “la concepción cristiana del matrimonio y la familia, en su dimensión natural y sobrenatural, ya no brilla en la sociedad argentina no sólo como norma de vida sino tampoco, y mucho menos como principio fundante del orden social”, y destacó que “se puede aventurar una correspondencia entre las leyes inicuas que han sido impuestas y la evolución degradante de las costumbres sociales”.

El Arzobispo se refirió también a la vocación cristiana, al matrimonio y la familia, al Sacerdocio ministerial, y a la vocación a la virginidad consagrada.

“Quizá valga para el caso -puntualizó en el documento- el principio ad invicem sunt causae; existe, quiero decir, una causalidad recíproca, sobre todo en la medida en que el político ignora o defrauda la finalidad de su función y los partidos y los órganos estatales son infiltrados o aun copados por los lobbies, no sólo los grandes intereses económicos, sino aquellos empeñados por principio en subvertir el orden familiar”.

Aguer resaltó asimismo que “se debe tener en cuenta el influjo negativo de los medios de comunicación, que con un alarde nunca visto de frivolidad elogian las alambicadas “nuevas costumbres”, por lo general invento y uso primero y principal de la burguesía”.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE