No hay normas que les fijen criterios de calidad

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“En Argentina, la normativa para la habilitación de residencias para mayores contempla casi exclusivamente cuestiones vinculadas a la estructura de la institución: cantidad de metros cuadrados, cantidad de camas por habitación, cantidad de empleados por residente.... cosas de este tipo que en el mejor de los casos se llegan a cumplir y que no garantizan necesariamente una atención de calidad. Pero no se trata de cuántos profesionales hay sino de cómo atienden esos profesionales a las personas mayores: cómo se dirigen a ellas, cuántas veces las visitan, si las llaman por su nombre, si recurren o no a sujeciones físicas o farmacológicas para controlarlas, si las obligan o no usar pañales aun cuando no los necesitan., si les ofrecen actividades personalizadas o programas de rehabilitación.... Hoy no existe ninguna normativa nacional que fije estos criterios esenciales de calidad”.

No siempre tienen el equipo profesional que dicen tener en las publicidades. En muchos casos están sólo las personas que limpian y las que se encargan de los cuidados cotidianos”.

La mayoría de los establecimientos son antiguos, deprimentes, oscuros y están deteriorados. Y la gente que trabaja en ellos no suele estar capacitada”.

 

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