No hay margen para el error

Es tal la magnitud de la crisis que atraviesa el fútbol argentino, desde la Selección hasta la última categoría, que la flamante dirigencia ya no tiene espacio para equivocarse

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Por Eduardo Tucci
Opinion

¿Por qué la Selección debería andar bien cuando todo el fútbol argentino está atravesando la peor crisis de su historia? Está claro que, más allá de los errores del cuerpo técnico, los magros rendimientos individuales de varios futbolistas y otras contingencias, el equipo nacional forma parte de una maquinaria que hace rato dejó de funcionar correctamente y lo único que aportó fueron problemas.

Cuando la conducción de Claudio Tapia insiste en “revisar” el contrato del director técnico, queda claro el insólito desconocimiento del compromiso que liga al DT con la AFA. Desinformación que alcanza incluso al propio conductor de la Secretaría de Selecciones, Marcelo Tinelli. Es cierto que el acuerdo con el Patón lo cerró Armando Pérez y su Comisión Normalizadora, pero resulta poco comprensible que ninguno de los dirigentes más influyentes del último tiempo no tenga en claro qué se firmó.

A propósito de la Selección y sus conductores. En las últimas horas se conocieron datos verdaderamente alarmantes de la forma en que se ha manejado la Casa de la calle Viamonte con los últimos seleccionadores: Bauza, por ejemplo, todavía no cobró un peso de la cifra convenida cuando se calzó el buzo de DT y al Tata Martino -el anterior seleccionador- se le adeudan la friolera de 13 millones de pesos por el trabajo realizado.

Está claro que nadie puede relacionar en forma directa los magros rendimientos de la Selección con los incumplimientos económicos, pero marcan la forma en que se ha manejado un tema tan delicado como es el funcionamiento de los equipos nacionales.

Ni hablar de la forma en que se descuidaron las representaciones juveniles que, después de muchos años, han quedado marginadas de los primeros planos y lo único que han sumado fueron rotundos fracasos.

La improvisación -basta con recordar aquel equipo que debió armar a las apuradas Julio Olarticoechea, el que anduvo a los tumbos con Claudio Ubeda y la eliminación del Sub 17 en el Sudamericano-, ha dominado la escena en un tema tan sensible como es la formación de los planteles que serán la base de las selecciones mayores del futuro.

El propio Messi pegó un portazo frente a los errores organizativos y la ausencia absoluta de criterio en el armado de la presentación argentina en la Copa América del Centenario, que tuvo lugar en Estados Unidos. Lo peor de todo es que nadie fue tomando nota de cada traspié para tratar de corregir errores e intentar cambiar el rumbo.

Desde aquella patética asamblea de diciembre de 2015, que terminó “empatada” sin que nunca se aclarara debidamente lo ocurrido, las equivocaciones formaron parte de la escenografía cotidiana en nuestro fútbol. Errores que impactaron de lleno en el desarrollo de los torneos locales, que cambiaron de formato sin que nadie acierte, a entender por qué padecieron prolongados “parates” como los ocurridos a mediados del año pasado y este verano, formando parte de un muestrario de desaciertos sin antecedentes.

Dura tarea es la que le espera a las flamantes autoridades de la AFA. La Selección es la prioridad pero también el fútbol local que anda tan a los tumbos como el equipo de Edgardo Bauza. Repetir errores sería letal y por una vez y para siempre habrá que dejar de lado los protagonismos personales, los egoísmos y las polémicas huecas para meter mano decididamente en un tema que no admite más equivocaciones.

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