Una severa crisis que se agudizó en los últimos tiempos

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La grave crisis que atraviesa Venezuela tiene algunos puntos clave en los últimos tiempos. El presidente Hugo Chávez, fundador de la “revolución bolivariana”, murió de cáncer el 5 de marzo de 2013. Nicolás Maduro, que era su vicepresidente y ungido sucesor, ganó las siguientes elecciones por un estrecho margen sobre Henrique Capriles.

El precio del crudo, que llegó a estar en 100 dólares el barril, empezó a caer en 2014, hasta llegar a 33 dólares en 2016 y 44 en 2017. Ese desplome recortó drásticamente las importaciones y se disparó la escasez de alimentos, medicamentos e insumos para la industria, en medio de un férreo control de precios y de cambio. Junto al deterioro económico, la oposición radical liderada por Leopoldo López salió a las calles para exigir la renuncia de Maduro, en protestas que dejaron 43 muertos entre febrero y mayo. Acusado de llamar a la violencia, López cumple una condena de casi 14 años de cárcel.

Además, el chavismo sufrió en diciembre su peor revés en 17 años de Gobierno, al perder de forma aplastante las elecciones parlamentarias. Comenzó entonces una severa crisis institucional: el Gobierno, con el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el Consejo Nacional Electoral (CNE) y otros poderes públicos acusados de servir al chavismo, se enfrentan al Parlamento controlado por la oposición. El TSJ declaró al Parlamento en desacato y anuló todas sus decisiones. La oposición buscó un referendo para sacar a Maduro del poder, pero fracasó. A fines de marzo, el TSJ asumió las funciones del Parlamento, en una decisión considerada un “autogolpe de Estado”, que debió ser revertida.

 

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