Contra lo que se cree, el 70% de los chicos del país lee seguido
Edición Impresa | 8 de Abril de 2017 | 03:42

Historias donde aparecen situaciones de discriminación, personajes que no encajan en ningún estereotipo o fábulas con los clásicos héroes de Disney y hasta aventuras donde la tecnología es el principal protagonista son algunas de las piezas que conforman el cada vez más variado, intenso y prestigioso rompecabezas de la literatura infantil, uno de los géneros que más se expandieron en la industria editorial del país en los últimos años y cuya producción viene acompañada con un dato que confirma el fenómeno: contra lo que se puede creer, más del 70% de los chicos de entre 5 y 8 años del país lee al menos una vez por semana.
El diagnóstico, trazado por la consultora KTNS Gallup Argentina tras indagar en los hábitos de lectura de los niños argentinos y la influencia familiar, precisó sin embargo que la lectura de padres es una modalidad no tan mayoritaria como la costumbre de los chicos a leer regularmente: sólo el 56% aseguró leerles a sus hijos con una frecuencia semanal o mayor.
Los datos forman parte de una encuesta cuantitativa de representatividad nacional de 1200 en población adulta y un Think Tank cualitativo entre docentes. Según los resultados del informe, los padres con nenes menores de 8 años aseguraron que sus hijos leen con alta frecuencia -al menos una vez por semana-. Sin embargo, como se dijo, el hábito de leer junto con los hijos es menos frecuente: cerca de la mitad de los padres nunca lo hace o lo hace solo ocasionalmente. Por su parte, los docentes invitados a opinar confirmaron que los a chicos les “encanta leer cuando tienen la oportunidad de hacerlo”. Pero aclararon que necesitan “ámbitos propicios” para desarrollar el hábito más allá de la escuela.
El estudio también indagó sobre cómo los adultos perciben en el hábito de la lectura. Sobre esto, se indicó que más del 90% de los argentinos cree que es importante que los chicos incorporen hábitos de lectura desde pequeños, con valores constantes en todos los niveles socioeconómicos y tanto entre quienes tienen como entre quienes no tienen hijos.
Hija del universo de María Elena Walsh, quien en la década del sesenta rompió con cierta mirada simplista y acaso ingenua de la infancia, la literatura para los más pequeños viene siendo impulsada por narradores y dibujantes que piensan sus historias en un mundo que crece y se desarrolla al ritmo de las nuevas tecnologías. “El enganche de los pequeños con la literatura es poder identificarse con los personajes de los libros”, explica la escritora María Luján Picabea, especialista en literatura infantil (ver aparte).
El boom que viene experimentando en este último tiempo la literatura infantil no escapa al análisis de la cámara empresaria. “La edición de libros infantiles es uno de los rubros que más creció en los últimos cuatro años”, sostienen las autoridades de la Cámara Argentina del Libro y para quienes la calidad de su producción ha sido destacada en mecas del género, como la última Feria del Libro Infantil y Juvenil de Bologna.
“Los pequeños se van enganchando en la medida que al personaje le pasen cosas similares que ellos no pueden expresar o no las identifican como tales -apunta Picabea-, pero al verse en el espejo del personaje comprenden que sus inquietudes van por ese lado”.
Según el estudio, que fue encargado por la empresa Arcos Dorados, el 86% de los argentinos sostuvo que la lectura en familia fortalece el vínculo padres-hijos. Al analizar los hábitos de lectura entre padres e hijos por segmentos sociodemográficos se encontró que las mujeres leen más con sus hijos (54% vs 43% de los hombres), así como una preponderancia en los niveles altos (66% vs 57% en los medios y 44% en los bajos) y los residentes de capital federal (64% vs 43% en el GBA y 50% en el interior del país).
Entre aquellos padres con hijos que leen con menor frecuencia -solos o acompañados-, se descubrió que el desinterés por la lectura (14%), la falta de tiempo (12%) y el aburrimiento (8%) afectan para instalar la lectura como un hábito en los niños. En cambio, los chicos terminan prefiriendo otro tipo de actividades recreativas como jugar con la computadora, tablet o playstation (10%), mirar la televisión (7%) o practicar deportes y actividades al aire libre (7%) por sobre la lectura.
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