Adelantar el horario de cierre, otra estrategia contra los robos

Según el barrio, hay comerciantes que dicen perder hasta tres horas de trabajo diario por este motivo

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Leonardo Fabra cierra todos los días su negocio a las cinco de la tarde. Si estuviera en otra zona de la ciudad, cuenta, podría trabajar hasta las ocho de la noche. Pero en el local de calle 6 donde trabaja, prefiere cerrar antes. El problema no es la seguridad del negocio propiamente dicho, sino el momento siempre difícil de la salida en una zona, donde a pesar de la ubicación céntrica, la iluminación es insuficiente y la mayoría de los negocios sufrieron recientemente algún robo.

“Había otro negocio que vendía celulares y se tuvo que ir porque le robaron. Yo puse alarma, cámaras, pago guardia de seguridad en la galería y tengo rejas, sin embargo tuve que reforzarlas porque trataron de entrar y me rompieron un vidrio”, cuenta Fabra.

puertas cerradas

Pero más allá de ese tipo de medidas utiliza otras estrategias. Una de las que adoptó fue la de trabajar a puerta cerrada, un recurso al que apelan cada vez más comerciantes,

“Lo peor del caso es que si estuviera en calle 12, por ejemplo, podría cerrar todos los días a las 20 y ahora estoy cerrando a las 17. Son tres horas de trabajo por día las que se pierden por el tema de la seguridad, aunque inviertas y pagues distintos recursos”.

Desde una pizzería cercana Ricardo Olarte coincide: “nosotros cerramos mucho más temprano por razones de seguridad y en un momento que la gente consume poco, eso es una desventaja. Sobre todo los fines de semana en que nos podríamos quedar más tiempo trabajando, pero preferimos no hacerlo después de las 12 de la noche o la 1 para evitar problemas”.

Desde la Cámara de Comercio local su titular, Juan Carlos Piancazzo reconoce el crecimiento de esta tendencia en los últimos tiempos.

“Todo depende del barrio. Tanto el recurso de trabajar con la puerta cerrada como el de cerrar más temprano para evitar problemas son prácticas que se extienden y que limitan el ejercicio de la actividad”, dicen en la Cámara,

A todo esto se suma el económico y el anímico. Esos que llevan a tomar desiciones como las de mudar un negocio buscando barrios más tranquilos o cerrar definitivamente cuando se hace imposible reiniciar la actividad después de un robo.

 

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