Se extiende la búsqueda de una joven desaparecida en Tucumán

Hace 16 días que no se tienen noticias de ella. Aumenta la desesperación

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Los perros del cuerpo K9, pertenecientes a Bomberos de Bahía Blanca, iniciaron ayer las tareas de rastrillaje en busca de elementos que permitan encontrar a Daiana Garnica, la joven tucumana desaparecida hace 16 días, y ya aportaron una serie de pistas que podrían ayudar a esclarecer el caso, que tiene a 12 personas detenidas, entre ellos al principal sospechoso, que fue imputado por secuestro y el homicidio.

Los perros que encontraron a Araceli Fulles y fueron traídos especialmente Tucumán para sumarse a los rastrillajes del caso Daiana y la tarea desarrollada el primer día arrojaron algunos indicios que serán investigados por la Justicia local en las próximas horas.

Los integrantes del K9 fueron llevados a la casa de la joven y luego de olfatear algunas de sus pertenencias, marcaron un supuesto recorrido que habría hecho la adolescente, que fue vista por última vez el sábado 9 de mayo, cuando salió para acompañar a Darío Suárez, un vecino de 40 años, quien se convirtió en el principal sospechoso del caso.

Precisamente al primer lugar que fueron los perros fue a la casa de Suárez y de ahí guiaron a los investigadores hasta una finca, que pertenecería a Juan Mátar, propietario de la cortada de ladrillos, el último destino de los canes antes de perder el rastro de Daiana.

Voceros de la investigación revelaron que durante la búsqueda se recopilaron pedazos de prendas que podrían pertenecer a la víctima y serán analizadas por los peritos forenses.

Si bien son muchas las hipótesis que analiza el fiscal Claudio Bonari, entre ellas que podría haber sido entregada a una banda dedicada a la trata de personas, la que más fuerza tiene es que la adolescente de 17 años habría sido asesinada por Suárez y por eso caratuló la causa como privación ilegítima de la libertad seguida de homicidio, aunque todavía no hay un solo rastro de la chica.

El fiscal sospecha que Suárez abusó de Daiana y luego la asesinó y se deshizo de sus restos quemándola en el horno de la cortada de ladrillos donde trabaja, aunque sostiene que para llevar adelante el crimen contó con la colaboración de varias personas, entre las que se encuentra un amigo y compañero de trabajo suyo, Fabián “Sapo” Pacheco, y Mátar, el dueño de la ladrillera.

Además de los tres implicados, Bonari ordenó la detención de otras nueve personas, todas familiares o vinculadas a Suárez, a los que acusa de encubrimiento.

 

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