Gimnasia necesita un DT que sea capaz de tomar fuertes decisiones

Por MARTIN MENDINUETA

La notable superioridad que plasmó River el último lunes en el Bosque remarcó sensaciones y comentarios que ya venían escuchándose en la vida cotidiana del “Lobo”. ¡Claro que se podía perder ante un equipo de semajente jerarquía individual! Pero también es cierto que Gimnasia podría haber jugado mejor.

Marcelo Gallardo ha conseguido elevar hasta un punto que genera admiración el nivel de sus dirigidos. El cuarto de hora inicial ante Gimnasia fue impecable. Eso es jugar bien. Hay otras maneras de hacerlo que también alcanzan la eficacia, por supuesto, pero lo que se vio en varios momentos de su inapelable triunfo fue, sin dudas, fútbol de alto vuelo.

¿Y Gimnasia? Sólo tuvo enjundia y vergüenza para intentar achicar la inocultable diferencia de nivel. En esa ardua tarea encontró lucidez en algunas apariciones fugaces de Brahian Alemán y en el trajinar constante de Fabián Rinaudo. Realmente poco como para gestionar un milagro.

Mientras la dirigencia y el secretario técnico, Roberto Depietri, siguen evaluando perfiles y pretensiones económicas de varios directores técnicos, los hinchas discuten en la tribuna y en el café qué se debe hacer con algunos referentes, todos muy queridos, que deambulan por una etapa de baja eficacia. “Fito” no entra en ese debate, pero la floja actualidad de Lucas Licht y de Facundo Oreja, por ejemplo, es un tema recurrente que divide aguas. Sebastián Romero y Lucas Lobos, dos ídolos adorados que también transitan por la parte final de sus respectivas carreras, parecen estar más protegidos por la mirada popular. ¿Qué piensa hacer el gobierno del club con ellos? ¿Lo consultarán con el nuevo entrenador o serán determinaciones que tomarán Gabriel Pellegrino, sus hombres de mayor confianza en el área fútbol y Depietri como máximos responsables de la política deportiva?

El tema no es sencillo. Todos están identificados con el club y han sido, cada uno con sus características, jugadores referenciales, pero el tiempo pasa y en el fragor de los partidos la crueldad de un grito hiriente sacude el alambrado sin pedir permiso.

Se acerca un tiempo de definiciones que será crucial para el futuro inmediato. Elegir al nuevo entrenador sin tener a un candidato que seduzca ciento por ciento, implica riesgos, Será todo un desafío para la CD, que se apoyará mucho en la mirada profesional del gerente que acaba de contratar. A esto se le sumará el diagnóstico futbolístico y la lupa presupuestaria, que indefectiblemente estarán relacionadas, para definir quienes se quedarán y quienes no de cara a la próxima etapa.

Hay mucho por hacer en el próximo receso. El presidente Pellegrino ya demostró que la tibieza no es su compañera de ruta. No dudó en materia económica (recordemos que el club está transitando la etapa inicial de un concurso preventivo de acreedores) y, según parece, tampoco lo hará en el área fútbol. Gimnasia le está debiendo a su gente una gran campaña y para enfocarse en dicho objetivos deberá, indefectiblemente, tomar fuertes decisiones.

CADA PUNTO VALE

Tras la última dura caída, nadie se la agarró con la dupla que tomó la responsabilidad de conducir al equipo en tan delicado momento. “Potrerito” Messera y Leandro Martini son queridos y respetados. Todos los conocen en el club y, por eso, les desean que tengan éxito.

Nada será sencillo. Lo que queda por jugar serán exámenes bravos y para afrontarlos desde una plataforma más firme será esencial que trabajen sobre la autoestima del plantel. Gimnasia hoy está sin una gota de confianza. Luce como una formación invadida por la depresión.

Que quede claro un concepto. River es poderoso, pero Gimnasia puede jugar bastante mejor de lo que lo hizo. A los pases, como nos decían en la canchita del barrio cuando éramos pibles, y propiciando pequeñas sociedades es un camino sensato. Sumar en Santa Fe sería un primer paso positivo para empezar a salir del oscuro túnel donde se ha metido.