Le sacaron la moto en Ringuelet y le pegaron un tiro en la pierna
Edición Impresa | 13 de Junio de 2017 | 02:11

Una vez más, la historia repetida: un motociclista abordado por ladrones que, a pesar de que consiguieron sacarle su vehículo, lo atacaron de manera salvaje y sin sentido. En este caso, a la víctima le pegaron un tiro en una pierna por el que terminó hospitalizado.
En los últimos minutos del domingo, Mariano Betancur, un hombre de 54 años manejaba una Honda Bross de 150 cilindradas por 22 entre 517 y 517 bis de Ringuelet, de acuerdo a datos dados por voceros policiales.
Por ahí coincidieron en pasar dos delincuentes que le cerraron el paso y lo obligaron a entregarles su moto. No se informó si los sujetos andaban en otro vehículo o si estaban a pie.
Según las mismas fuentes, la víctima nunca se negó a lo que le reclamaban. Aunque eso no revirtió el final del asalto: uno de los ladrones le apuntó con un arma y le disparó un tiro que le pegó en una pierna, a la altura de la tibia.
Al tiempo que los asaltantes se escaparon del lugar, la policía fue en auxilio del herido. Para su atención rápida, convocaron a un equipo del SAME que se encargó de hacer el traslado a la guardia del hospital de Gonnet.
La policía Científica fue llamada a hacer las tareas de peritaje en el lugar, en busca de elementos o de declaraciones de testigos que ayudaran a identificar a los ladrones.
El herido, un comerciante de la localidad ensenadense de Villa del Plata, se encontraba ayer fuera de peligro.
EN RIESGO
La estadística parece darle la razón a quienes sostienen que las motos medianas y de marcas populares son las más buscadas por los delincuentes que se dedican a esta clase de asaltos. Este último episodio en Ringuelet, en el que sustrajeron una Honda de 150 cilindradas, coincide con aquel diagnóstico.
¿Qué mueve a un asaltante a cargar su arma y a salir a la calle con el objetivo único de volver al manubrio de una “nueva” moto? Todo depende del tipo de delincuente. Los arrebatos a gente que pasa caminando, o los asaltos a comercios que no se extienden por más de dos o tres minutos se suelen cometer en moto.
Para esa modalidad, a los ladrones les convienen ciertos tipos de vehículo. Las que son medianas, fáciles de maniobrar y potentes son sus predilectas. Sobre todo, para doblar rápido las esquinas y para acelerar en tramos cortos.
“De esas motos hay un montón y se buscan mucho para repuestos, lo mismo que las Honda o las Yamaha. Como hay tantas, son fáciles de camuflar cuando las desarman”, cuentan quienes conocen este submundo delictivo.
En casi todos los barrios de la Región funcionan asambleas que tienen por objetivo combatir y prevenir el delito en sus zonas. En La Plata hay una Liga que nuclea a algunas de esas entidades, que organizan y estructuran el reclamo ante las autoridades policiales y políticas.
Más allá de las diferencias puntuales, ya sea cerca del centro o a kilómetros de distancia, los motochorros suelen estar al tope de la lista de preocupaciones. Para los referentes vecinales, la modalidad prolifera gracias a la impunidad y también al oportunismo delictivo
A la hora de sorprender a alguien que camina despreocupado -o también precavido- por la calle, los motochorros casi siempre actúan por la espalda o entrando por una calle de contramano.
El factor sorpresa es fundamental para que el asalto se concrete. Apurados ante la chance de que algún testigo avise a la policía, los ladrones son capaces de todo nivel de agresión.
También es muy usual que los delincuentes se cambien de ropa o de visera para evitar ser descubiertos. Claro que esa “precaución” la toman en momentos en que los podrían reconocer. Para los asaltos nocturnos, suele bastarles alejarse rápido del escenario y refugiarse en algún lugar cerrado.
La moto parecía ser una opción para sortear embotellamientos o no tener que perder tiempo valioso en buscar estacionamiento, aunque hoy el usuario de este tipo de vehículos se convirtió en “carne de cañón” para los ladrones.
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