Las sagas se multiplican

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Lejos de las andanzas que proponía Emilio Salgari o de las recordadas y cambiantes tramas de la colección Elige tu propia aventura, las historias que leen los adolescentes actuales ampliaron el horizonte dramático y, de la mano de las nuevas tecnologías y de sagas que se multiplican a ritmo vertiginoso, incluyen una variedad de relatos que no paran de sumar lectores adolescentes y aún más chicos. ¿Moda pasajera o tendencia literaria dispuesta a quedarse y marcar una época? ¿Simple entretenimiento o un género al que, por ganar incluso el interés adulto, todavía no se le conoce el techo?

“En los últimos años la venta de narrativa juvenil aumentó un 30 por ciento en el país”, asegura Luz Enríquez, editora de El Ateneo. Y basta con hacer un repaso por las novedades presentadas en la última Feria del Libro para confirmarlo: las sagas apocalípticas, de ciencia ficción y distópicas componen un fenómeno que se robustece con redes sociales, Internet, críticas literarias de booktubers y bloggers, además de un marketing que masifica las obras y las transforma en productos de rápido consumo.

Sellos grandes y pequeños apuestan a lo que parece haber tomado la posta de aquel prodigio del fantasy iniciado hace más de 15 años con Harry Potter, la septualogía de la británica J.K. Rowlling; reavivado luego en “Crepúsculo”, saga de la estadounidense Stephenie Meyer; y, más cerca en el tiempo, por Los juegos del hambre, de su coterránea Suzzane Collins.

 

 

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