Walsh y Martínez: cara a cara en la Discépolo

La exitosa obra escrita y dirigida por Eva Halac se ofrecerá hoy y mañana gratis en el Teatro de la Comedia

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En el marco del Ciclo de Teatro Nacional y Provincial, la Comedia de la Provincia presentará dos funciones del exitoso espectáculo “Café irlandés”, con dramaturgia y dirección de la reconocida Eva Halac. Con entrada libre y gratuita, la pieza basada en una anécdota real se ofrecerá hoy y mañana a las 21 en la Sala Armando Discépolo, 12 entre 62 y 63.

A comienzos de los años 60, Rodolfo Walsh y Tomás Eloy Martínez buscan una nota exclusiva para vender a la revista extranjera París Match. Juntos inician una investigación buscando datos sobre el cadáver oculto de Eva Perón. Sus caminos se cruzan con el coronel Moori Koenig y su esposa. La investigación fracasa, pero desde aquellos días los destinos de los periodistas se revelan diferentes. De esto se trata la pieza protagonizada por Nicolás Dominici, Federico Lama, Guillermo Aragonés y María Ucedo: una obra sobre el origen de las consignas que estallaron en los setenta, y sobre las emociones que formaron parte de una emoción colectiva.

Titiritera, dramaturga y directora teatral, Eva Halac encabeza desde los noventa la compañía que lleva su nombre dedicada sobre todo a la experimentación escénica, combinando en sus proyectos diferentes disciplinas y técnicas. Formada con Agustín Alezzo, Ricardo Monto, Angel Elizondo, Magdalena León, VIvian Luz, Guillermo de la Torre, entre sus trabajos se destacan “El Deforme”, “El reñidero”, “1810” y, más recientemente, “Código de familia” y “Los Kaplan”, sobre textos de Roberto Cossa y Ricardo Halac, su padre.

En diálogo con EL DIA, Halac se refirió a este proyecto al que consideró “una especie de exorcismo poético” y con el que, según aseguró, no pretende documentar ni homenajear. Sólo crear un acto teatral.

-¿Cuánto hay de fantasía y cuánto hay de historia?

-La anécdota me la refirió Patricia Walsh (ambos periodistas buscaron juntos una nota importante para vender a París Match) pero las conjeturas de lo ocurrido son parte de la ficción, fundamentadas en la investigación. Pero siempre aclaro que no es un documental ni un homenaje, es una obra de teatro.

-¿Cómo conviven los protagonistas en la obra? ¿Cuál es la estética que buscaste imprimirle?

-Son cuatro personajes a comienzos de los sesenta, muy “Mad Men”, donde el ritmo es vertiginoso y la atmósfera policial. Trabajo muchas escenas simultáneas. La escenógrafa Micaela Sleigh diseñó un cine de los sesenta. Toda la acción sucede en ese ámbito, entre las butacas y la pantalla.

-¿Cuál es el desafío de poner en escena a dos personajes reales? ¿Hay una presión extra?

-Tanto Walsh como Martínez escribieron ficciones con personajes reales, como en el célebre cuento “Esa mujer” o el best seller “Santa Evita”. Una parte de “Café irlandés” juega a contar el proceso de creación de esas ficciones. La presión sin duda existe y pasa por no traicionarlos, porque si bien son personajes, aparecen con sus universos éticos y filosóficos, sus contradicciones, sus enfrentamientos. Los diálogos están basados e imaginados a partir de reportajes, documentos, consultas a quienes los conocieron en aquella época y textos varios.

-¿Puede, alguien que no conoce el contexto en el que se basa la obra, ni a sus protagonistas, entender y disfrutar del espectáculo?

-Por supuesto. Me ha pasado con gente muy joven, estudiantes latinoamericanos, les encantaba encontrar fragmentos de identidad, un viaje al origen de las imágenes, consignas y pasiones que conforman el imaginario actual.

-¿Cuáles son los temas que aparecen en el desarrollo de la obra?

-A los cuatro los rodea el tema de la justicia y la justificación. En los ‘60 aparece el interrogante acerca de cómo vivir, un poco hamletiano, si seguir escribiendo o tomar las armas, o cuánto puede la literatura convertirse en arma. Muchos intelectuales sentían culpa de no estar en la “acción”, para cambiar el mundo. Había una gran dosis de literatura en la lucha política, y esa mezcla de romanticismo y extrema lucidez, esa atmósfera de estar tan cerca de lo inabarcable es lo que busqué capturar con esta obra. Son las imágenes de mi infancia y adolescencia (mi padre fue amigo de ambos, periodista de la Opinión, mi madre tenía sus tertulias culturales), soy hija de esas discusiones, de esa generación que fue y se sintió protagonista de la historia. “Café irlandés” fue para mí una suerte de exorcismo poético.

Cultora de la creencia que cualquier manifestación teatral “debería tener un costo, casi simbólico, y si querés a beneficio de alguna obra de bien, porque es bueno que el teatro tenga un valor, una cultura de pagar la entrada”, Eva Halac se mostró “agradecida” por la oportunidad de traer su exitosa obra a La Plata, “donde Walsh vivió diez años de su vida”. Feliz con la repercusión que “Café irlandés” sigue manifestando, la dramaturga y directora tiene en carpeta la dirección de una obra suya en Tucumán, “La Voluntad”, que “transcurre en la Campaña del desierto, a donde llega la compañía de Sarah Bernhardt y se genera un conflicto con la disciplina militar”. Para la próxima temporada ya prepara “Sin fotos y sin fútbol” una obra “donde vuelvo con mis obsesiones sobre las ficciones y el poder, la toma de decisiones, el conflicto de la autoridad”, que incluye personajes de los 70 como Jacobo Timerman, Lanusse, Graiver.

PARA AGENDAR QUE: “Café irlandés” DE y POR: Eva Halac CON: Nicolás Dominici, Federico Lama, Guillermo Aragonés y María Ucedo CUANDO: Hoy y mañana a las 21 DONDE: Sala Discépolo, 12 entre 62 y 63

 

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