Ante grandes eventos, aún falta un mejor provecho de los recursos turísticos

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Hace ya muchos años que nuestra ciudad, y la región, se ven favorecidas por la llegada de grandes recitales artísticos -que eligen como escenario el privilegiado diseño del Estadio Unico, un lugar elogiado por artistas y espectadores- en una situación que año tras año permitiría poner en marcha planes de promoción de muchas potencialidades turísticas de nuestra zona, sin que, sin embargo, se haya logrado avanzar más allá de la elaboración de proyectos que, luego, no llegan a plasmarse en hechos concretos.

Tal como se informó en una nota publicada en este diario, próximamente se concretará la presentación de solistas y conjuntos de nivel internacional, sin que se advierta, al igual que en años anteriores, un reacomodamiento de la infraestructura receptiva local que la ponga a la altura de esa agenda y de las posibilidades que abrirá.

Se puso de relieve que, más allá de que los músicos y buena parte de su staff regresen tras los shows a hoteles porteños, el arribo de multitudes desde todo el país -y en ocasiones desde países vecinos- ofrece chances inmejorables para generarle a la Ciudad ingresos que vayan más allá de los puestos de comida y bebida al paso que se montan en las inmediaciones del Estadio. Ello, sin embargo, no ha impedido que algunos hoteles de la región se hayan visto favorecidos por algunos crecimientos de las reservas.

Sin embargo, la módica cantidad de plazas de alojamiento disponibles es un obstáculo recurrente a la hora de las grandes convocatorias -no sólo los recitales; lo fue cuando se disputaron partidos por la Copa América de fútbol de 2011-. De acuerdo con las estimaciones oficiales más recientes, la Ciudad cuenta con unas 2.500 camas, distribuidas en su mayoría entre hoteles, hostels y alojamientos informales. Tampoco se conoce si los públicos masivos que acuden a estos encuentros cuentan con información previa acerca de la oferta gastronómica local, entre otras posibles falencias.

Lo cierto es que incluir a nuestra zona en el circuito turístico de fines de semana, para atraer así a visitantes nacionales y extranjeros, implicaría potenciar una actividad que, a su vez, estimularía el desarrollo general. Sin embargo, las autoridades locales se han mostrado remisas o, si se quiere, erráticas a la hora de concretar un objetivo que, además, no es utópico y se encuentra al alcance de la mano.

Se ha dicho reiteradamente que nuestra zona tiene un excelente potencial turístico que, desde la terminación de la Autopista, debió haber sido explotado ya en forma inexcusable. Pero la llegada rápida que ofrece esa vía necesita, por supuesto, que los municipios involucrados cumplan además con sus obligaciones básicas y garanticen, asimismo, el adecuado mantenimiento de las principales atracciones.

También deberían realizarse otros esfuerzos como, por ejemplo, eficaces campañas de promoción. La existencia de buena folletería explicativa, una mejor señalización a lo largo del viaje desde el área metropolitana y la eventual presencia de un grupo de guías especializados, permitiría asimismo mejorar la oferta regional.

Empresarios del sector y representantes del comercio y la industria –así como dirigentes de entidades de bien público de la Región- se convocaron en numerosas ocasiones, para tratar este tema. Lo que hace falta es que persistan en ese propósito que, larvado por ahora, sólo necesita de un empuje inicial, que permita en el futuro inmediato un aprovechamiento cabal de los recursos turísticos disponibles.

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