En la testa de los platenses

por Roberto G. Abrodos

Roberto G. Abrodos

El sueño del fundador de La Plata, con puerto, llegando los barcos con su carga para abastecer a la población y allí El Dique, el barrio tranquilo, con sus aromas de ceibo adornando con la flor nacional, sus arroyos y casi como en un cuento o como una fantasía detrás de paredes altas con amplios ventanales, desde donde llegaban las voces y el ruido de la labor diaria de crear sombreros para Argentina y el resto de América.

Tal vez muchos no lo sepan pero en un lejano 14 de julio de 1901 en El Dique N°1 de Ensenada en 128 y 48, los señores Amadeo y Pedro Chilibrosti fundaban la que llegaría a ser la fábrica más grande de sombreros de Latinoamérica que aún hoy permanece funcionado. La fábrica fue teniendo distintos dueños y aumentando su producción. En 1912 la adquiere Erbiti y Cia., en 1926 Basso-Imperatori y Cia, en 1948 BIC S.R.L hasta llegar a nuestros días.

Muchos se preguntarán y por qué sombreros. Es que era una moda en el mundo y una costumbre del hombre argentino, cubrirse con un sombrero. Era sinónimo de elegancia y distinción.

La costumbre no hace diferencias geográficas, desde los griegos, mandarines, judíos, incas por nombrar sólo algunos, lucieron sobre su cabezas sofisticados modelos de los más variados materiales. Quién no ha visto una imagen de Carlos Gardel con su sombrero?

Su confección lleva varios procesos: eran realizados en un paño fabricado a partir de lana de oveja, cabra, pelos de conejo, castor, liebre, vicuña, entre otros, estrechamente entretejidos para lograr mediante procesos especiales, y hasta lijado para que quede completamente liso y que sirva de protección.

El fieltro preparado se coloca en moldes que hacen que tome la forma de copa con alas. Luego llega la tarea de los sombrereros, que arman, colocan badana, cintas, adornos, forro. La fábrica de El Dique en Ensenada llegó a ocupar 700 empleados en sus inicios y a elaborar 600 sombreros por mes.

Hoy sólo desempeñan tareas 20 operarios, que hacen más de 200, la planta ocupa una manzana, sus instalaciones aguantan añosas el paso de los años. De lejos, su gran chimenea es testigo de esta historia de más de cien años.

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