En Berisso, su emblemática Nueva York está en decadencia
Edición Impresa | 2 de Julio de 2017 | 05:19

Símbolo del movimiento obrero de la Región; testimonio de un tiempo y un lugar donde el Puerto, los frigoríficos y el ferrocarril bullían al ritmo de miles de inmigrantes que llegaban de una Europa devastada y se instalaban en la zona en busca de un futuro posible; y declarada, justamente por la significación de su pasado, Sitio Histórico Nacional, de la emblemática calle Nueva York no queda más que un despojo. Aunque hubo intentos y más de un proyecto para su puesta en valor, esas cuadras de casas en ruinas y locales comerciales abandonados representan hoy la más patética decadencia.
Pocas zonas en la Región son así de típicas, de pintorescas y con tanta historia como la mítica calle de Berisso, lateral al Puerto, por donde caminaban apurados, entre principios y mediados del siglo pasado, los trabajadores del Armour y el Swift, las plantas de la industria cárnica desde donde se exportaban productos agrícolas a los principales mercados del mundo. “Podría ser como el Caminito de La Boca”, imagina un vecino que vive a la vuelta de la 2 (así fue nomenclada con los años) y que le ve a la vía empedrada de doble mano un potencial turístico.
Por ahora, sin embargo, así como está, la calle Nueva York es más el recuerdo de un antiguo esplendor que un proyecto concreto de recuperación. Lo único que se mantiene en buen estado, y quizás como resultado del poco tránsito vehicular del lugar (por ahí pasa, de ida y de vuelta, un ramal del micro 214 y de tanto en tanto algún auto), es el adoquinado. Todo el resto se cae a pedazos.
Recorrerla y atender sus particularidades lleva unos pocos minutos. Son seis cuadras (el sector histórico se sitúa entre lo que era la entrada al Swift, en el cruce con la avenida Montevideo, y las instalaciones del Armour, en la vieja Usina) en las que se mezclan la destrucción de la mayoría de los inmuebles, llamativos detalles de la estética urbana de otra época y varias curiosidades.
A lo largo de la Nueva York hay casas muy antiguas, algunas de materiales sólidos, otras de chapa. Casi todas derruidas, con las puertas y las ventanas tapiadas y hasta sin techos; varias construcciones que aunque parecen inhabitables se ven con luces en su interior e incluso a hombres, mujeres y chicos entrando por un pasillo. Uno tras otro se emplazan viejos negocios con las persianas herméticamente cerradas. También se ven locales que siguen abiertos al público, como el legendario bar inaugurado en 1913 y que en algún momento fue propiedad de los padres del actor Lito Cruz, un kiosco que es a la vez casa de ropa femenina y masculina, o una lencería que funciona también como “sex shop”. A esa combinación de arquitectura histórica, con pasajes entre viviendas como la “Mansión Obrera” -con su sello de 1920-, frentes descascarados, pequeñas montañas de escombros, se le unen más de un santuario del Gauchito Gil y hasta un loro enjaulado que toma aire en la vereda. Los grises y los colores vivos son parte de ese distintivo paisaje berissense.
Cuentan los memoriosos, que entre bares, algún almacén de ramos generales, y unas escasas viviendas particulares, en los mejores años de la vida urbana de la Nueva York había conventillos que trabajaban, según lo señalan quienes fueron jóvenes testigos de la época, “a cama caliente”. Tal era la producción y la cantidad de mano de obra que se empleaba, sobre todo en la década que corrió de 1930 a 1940, que mucha gente -migrantes del interior del país y del extranjero- alquilaba temporariamente las habitaciones hasta que se asentaba en el trabajo y podía procurarse una vivienda más definitiva.
La calle Nueva York, además, fue escenario de la movilización obrera y sindical producida el 17 de octubre de 1945, cuando más de 10.000 trabajadores de los frigoríficos de Berisso partieron desde allí hacia la ciudad de Buenos Aires en busca de la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón.
Cuando fue declarada Sitio Histórico Nacional -en junio de 2005- vecinos y comerciantes de la zona se esperanzaron en que la distinción trajera consigo la restauración de esas cuadras y que la mejora se acompañara, asimismo, de una reactivación de la zona. Pero aunque el decreto presidencial 735 señala a la Nueva York como “un testimonio excepcional de una unidad productiva-ambiental de una etapa significativa de la historia del país”, al tiempo que la destaca como “un ejemplo acabado de tipologías arquitectónicas de finales del siglo XIX y principios del XX, en un área portuaria”, el prometido rescate se hace esperar y con el paso del tiempo el deterioro se profundiza.
Desde el municipio berissense sostienen, no obstante, que se proyectan obras para jerarquizar la zona, “se está trabajando en la integración del barrio -van a participar de la Fiesta del Vino la semana entrante-, las cooperativas de limpieza están mejorando la higiene urbana y avanzan trabajos edilicios en la escuela 9”.
2005
En junio de ese año la calle fue declarada Sitio Histórico Nacional. Entonces se proyectó un plan para recuperarla: desde entonces se remozó el adoquinado y poco más.
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