Forcejeó con un ladrón, terminó apuñalado y ahora quiere mudarse

El encapuchado entró en la casa pateando la puerta. Sorprendió a un matrimonio y sus hijos. No robó nada

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Una joven pareja dormía ayer a la madrugada en el barrio Las Quintas con sus dos pequeños hijos, cuando el sueño dio paso a una pesadilla real. Es que un delincuente se metió en esa vivienda, tras abrir de una patada la puerta de chapa de la entrada, con la única intención de robar.

Pero no consiguió su objetivo, porque el dueño de esa casa de 142 entre 525 y 526 se trabó en lucha con el desconocido, que, sin que la víctima lo advirtiera en ese momento, le aplicó una puñalada en la parte posterior del muslo izquierdo, que le provocó un pequeño corte.

El damnificado alcanzó a arrebatarle el arma blanca al intruso, que finalmente huyó del lugar sin llevarse nada.

En la puerta de la casa donde pasó todo, ayer a la tarde Gustavo Giménez (28) relató a este diario su odisea, que empezó a las dos menos cuarto de la mañana, cuando mese despertó sobresaltado al escuchar un fuerte ruido. A los pocos segundos, en medio de la oscuridad de la habitación, vio entrar a un encapuchado.

El delincuente le empezó a pedir que le diera la plata que tuviera, “mientras se me venía encima de la cama, donde además estaban mi mujer y nuestros dos hijos, un nene de 5 años y una nena de 4”, mencionó Gustavo.

En medio del aturdimiento por la situación, el joven no dudó en enfrentarse al delincuente, pese a que éste tenía una cuchilla en la mano.

¿Por qué reaccionó? “Defendí a mi familia”, soltó el hombre: “Al lado mío estaban mi mujer y mis dos criaturas”.

Por eso, “estuvimos forcejeando” hasta que “le pude sacar la cuchilla, que tenía una hoja de 24 centímetros”, describió Gustavo. El muchacho padeció una lastimadura en la parte de atrás del muslo de la pierna izquierda que no fue de mucha importancia. Inclusive, luego de que el asaltante se fue, “el que se dio cuenta de la herida fue mi nene”, dijo el herido.

“Distinto hubiera sido la lesión si la hoja de la cuchilla era de un material más consistente”, agregó.

Gustavo describió al intruso como “alto, flaco y de entre 25 a 30 años”. Una vez que lo desarmaron, salió corriendo. Y eso que además tenía una réplica de una pistola, “que se ve que era trucha, porque de lo contrario me hubiese disparado”, consideró la víctima.

vivir con miedo

En otro tramo de su charla con este diario, Gustavo reflejó que “roban bastante por acá. Vivo hace 10 años en esta casa y te diría que he tenido un robo por año, aunque hasta ahora se habían metido cuando no estábamos; esta vez fue muy distinto. Mi nene de 5 años quedó muy asustado y más tarde me preguntaba si habían atrapado al ladrón, cosa que hasta donde sé no pasó”.

El muchacho está convencido de que delincuentes tienen marcada su casa: “Hace poco mi mujer llegó en auto y vio a dos en una moto que estaban por abordarla; ella se escapó corriendo y dejó el auto, pero no se lo llevaron”, recordó.

“Vamos a ver si podemos irnos a otra zona más tranquila, porque sobre todo mi mujer y mi nene han quedado con mucho miedo. Ya no nos sentimos seguros acá. Para colmo, a esta cuadra le falta iluminación y patrullaje”, finalizó el joven.

 

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