Con barras de tragos, bandas en vivo y ambientaciones, las peluquerías renuevan su look

De la mano de la onda hipster, cada vez son más las peluquerías que apuestan a convertir el corte de pelo en una experiencia enriquecida con muestras temáticas, coctelería y shows

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En un tiempo en que los cortes masculinos se vuelven cada vez más sofisticados y requieren mayor atención, también las peluquerías vienen renovando su look. A lo largo de los últimos años, cada vez son más los salones que apuestan a ofrecerles a sus clientes algo más que un corte de pelo para convertir lo que antes era casi un trámite en una experiencia de esparcimiento y la distensión. En esa búsqueda algunas de ellas han comenzado a incorporar complejas ambientaciones, barras de tragos, disc jockeys, bandas en vivo y hasta mesas de ping-pong.

“Lo que buscamos acá es crear un ambiente masculino, donde ademas de cortarte el pelo la pases bien; darse un tiempo para hablar de motos, fútbol, cervezas..., en fin las cosas que nos gustan”, explica Israel Rovino, fundador de Under, una de las primeras peluquerías en sumarse a esta tendencia en nuestra ciudad.

Ubicada a metros de la Plaza Paso, Under está ambientada como un taller. En ella motos y objetos de colección recrean un poco el ambiente de un galpón. Pero lo que ofrece no es solo ambientación, también productos para la barba y el pelo, buena música y, si pinta, también algo para tomar como invitación.

“Estuve trabajando unos años en Europa y después del último mundial empecé a ver que se venía esta onda. Hace. La idea era compartir un poco los que me gusta con los clientes que se vienen a cortar”, cuenta Israel, quien hace cinco año que atiende en ese local.

También en Jopo, una peluquería de San Telmo ambientada con una bañera llena de discos de vinilo y una bicicleta antigua, reniegan de toda artificialidad. “Somos una peluquería tradicional en la forma de trabajar porque hacemos cortes, pero el ambiente que se crea es lo que somos nosotros; trabajamos y después tomamos una cerveza, mate, se toca música o jugamos al ping pong”, explica Leo Taddeo, uno de sus fundadores al señalar que “lo más importante es que la gente que viene la pase bien”.

“PASARLA BIEN”

“Acá vienen los que les gusta la música y la pasan bien”, cuenta Ana de 44 años y, clienta de Prana, una peluquería de Palermo ambientada con grafitis de Star Wars y música pop. Conoció el local a través de su hermano, de 40 años, también cliente, y hace dos años que lleva a su dos hijos a cortarse el pelo allí.

“El lugar tiene personalidad, hacen los cortes que pedís y también los que están de moda o son clásicos”, explica Ana y agrega que el plus de la música en vivo y la “buena onda” de los estilistas hacen un ambiente muy agradable.

Según cuenta Néstor Bravo, uno de los fundadores de Prana, “arrancamos cortando el pelo gratis en discotecas y en la plaza Serrano de Palermo y hoy ya llegamos a tener once sucursales en barrios como Villa Urquiza, Colegiales y Villa Pueyrredón”.

Adolescentes y jóvenes se sientan en los sillones de la primera sucursal, creada hace 13 años en la Avenida Cramer 2300, para que les retoquen los cortes o los tiñan de naranja, azul, violeta y hasta tricolor. Pero los estilistas, que tienen entre 20 y 25 años, aseguran que también atienden a muchos adultos”. “ Algunos se hacen colores como ‘hielo’ (blanco) o se tiñen las canas de azul”, cuenta Brenda Navarro mientras un cliente de unos 35 años se realizaba un corte clásico y relata su experiencia al tocar con su banda en el local.

“Somos una peluquería tradicional en la forma de trabajar porque hacemos cortes, pero el ambiente que se crea es lo que somos nosotros; trabajamos y después tomamos una cerveza, mate, se toca música o jugamos al ping pong”

Mientras aguarda su turno para cortarse, Aimé Yeme, confiesa haber terminado en Prana tras fallidas experiencias en “las clásicas” peluquerías”, que no se animaban a hacerle el corte que estaba buscando.

“No me querían pelar, me decían que era una lástima porque tengo un pelo ‘lindo’ y acá dije: ‘si se animan a hacer colores raros, se van a atrever a cortarme corto’ y me encantó”, cuenta Yemen, quien reemplazó las esperas “de cinco horas con revistas de chismes” por un lugar para “distenderse”.

Por el local de Prana pasaron la banda Tan Biónica, la cantante Miss Bolivia o el artista uruguayo Dani Umpi. “Muchos vienen a cortarse el pelo y se quedan a tocar, es como ‘zapar’ en tu casa”, cuenta otro de los fundadores, Beto Sosa, maquillado, con tres aros en la nariz, pelo platinado y tatuado del cuello a sus manos con dibujos de sus hijos .

Al otro lado de la ciudad, en San Telmo, la peluquería ‘Jopo’ alberga a tres estilistas, que a la vez son músicos, que buscan hacer de su lugar de trabajo un espacio de arte para compartir con sus clientes.

“Cortamos el pelo hace más de 10 años y convivimos con artistas, eso no podía ser ajeno a nuestra peluquería”, cuenta uno de los tres dueños del salón, que solo devela su apodo artístico, George McFly de 39 años, Dj que toca con discos de vinilo.

Leo Taddeo (39), otro de los fundadores, detalla que al lugar que crearon hace 6 años en el pasaje José Modesto Giuffra “vienen músicos que se enteran que zapamos o un cliente que tiene ganas toca, todo sucede en ‘el mientras tanto’”. La vidriera de la peluquería muestra una bañera llena de discos de vinilo junto a una bicicleta antigua y lámparas redondas con una luz tenue y relajada. El rincón musical que invita a tocar desde la entrada de la peluquería posee un teclado, piano electrónico, batería y un equipo de sonido.

A su vez el salón se conecta con un espacio que posee una librería y muestras de arte, donde también se organizan talleres artísticos. ”No se qué pasó primero, si entré porque el lugar es lindo, por la música o si antes me hice amiga de ellos, creo que todo se dio al mismo tiempo”, cuenta María mientras se corta el pelo.

Hace tres sábados comenzó el ciclo de música “Sábado de buenas vibras” en la peluquería y barbería ‘Barber shop’, en Olivos. “Un sábado por mes implementamos la metodología de cortar por orden de llegada y fue un cliente el que tocó las dos primeras veces”, explica Matías Silva, el encargado del lugar. Invitan tragos y bebidas durante todo el día y a la tarde ofrecen pizzas o empanadas, mientras los músicos tocan en dos horarios, a las 16 y a las 18 horas, “para pasar un buen momento”.

 

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