Un rival ordenado y un Lobo impreciso, un combo fatídico en la noche santafesina

Gimnasia jugó mal en Santa Fe. El equipo chocó contra un rival ordenado, que no le permitió jugar y ante esto, el visitante se sintió incómodo y sin poder encontrar los caminos. Terminó perdiendo por 1 a 0 ante un conjunto santafesino que supo como complicarle la vida sin sobrarle nada.

Una vez más Mariano Soso optó por meter a Fabián Rinaudo en la cueva y el Lobo repitió algunos desacoples defensivos que en afloraron en el amanecer del encuentro.

De no ser por una posición adelantada mal sancionada el albiazul se hubiese puesto en desventaja apenas comenzado el partido. El equipo, con Fito como zaguero, sufrió la falta de altura en las pelotas quietas y muchas veces le tocó perder por arriba.

Tuvo una reacción con sendas llegadas en las que pudo haber roto el cero mediante Ibáñez y Faravelli, pero las fallas del medio hacia atrás continuaron y lo sufrió.

Una serie de errores compartidos terminaron con el gol de Soldano, quien definió solito y solo dentro del área chica apelando a una extraña maniobra que le permitió empujar al gol con el hombro izquierdo. Por la derecha madrugaron a Bonifacio y tras el centro la pelota picó dentro del área quedando mansa en poder del delantero que no debió hacer mucho más que meterla.

A diferencia de lo que ocurrió en Florencio Varela, esta vez el conjunto de Soso no lograba imponer el juego asociado, claramente por mérito del rival que presionaba en el medio y le abortaba todos los planes ofensivos.

El equipo no tenía la comodidad necesaria para poder atacar a los de Madelón y se volvía inconexo e impreciso en los últimos metros y los puntas se mostraron siempre aislados. 

Por momentos, el mens sana logró conseguir la pelota ya que el dueño de casa decidía apostar a la contra, pero no lograba sacarle rédito al dominio y al Tatengue le alcanzaba con el orden.

Con un cambio de esquema y mutando al 4-3-3, el equipo ganó más equilibrio en la segunda parte pero el trámite no se alteró. Porque la precisión y el juego elaborado nunca apareció por el lado mens sana.

Los encargados de tejer como Alemán y Colazo se mostraron ausentes y ante esto, poco pudo hacer el equipo.

El entrenador probó con los ingresos de Nicolás Dibble primero y Franco Niell y Mazzola después, pero ninguno le aportaron soluciones. 

El uruguayo se mandó un macanón apenas entró y cometió un penal que Lamolina dio afuera del área. Después mejoró un poco y mostró algo de lo que puede dar: verticalidad. Pero esto no fue suficiente.

Menos aún pesaoron los ingresos de los otros dos atacantes, quienes se convirtieron en víctimas de un andamiaje que esta noche no funcionaba ante un rival que nunca lo dejó jugar.

Seguramente el técnico albiazul haya dejado el estadio preocupado, porque esta vez tuvo enfrente a un equipo que se le plantó bien y no logró sortear las dificultades que se le presentaron.

En tanto, una vez más sufrió en defensa ya sea por impericias individuales como en fallas esquemáticas como en los marcajes en los balones detenidos. 

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